Se lo planteó como un reto creativo: resumir con un dibujo diario las circunstancias históricas de un confinamiento. Ya teníamos bastante con estar en casa encerrados y escuchar noticias desesperanzadoras, así que Goyo Rodríguez (Burgos, 1975) se las ideó para que esas ilustraciones provocaran una sonrisa, nos alejaran del aislamiento de un encierro e hicieran más habitables esas cuatro paredes que, a veces, se nos caían encima.
Fueron sesenta ilustraciones cuyo punto de partida era una vivienda, un hogar, un refugio. Dos meses narrando todo lo que pasaba a nuestro alrededor en un solo concepto vinculado al ‘quédate en casa’ que se nos pedía: los escolares con clases online, el vermú compartido sin salir, la vivienda como los pulmones que permitían respirar sin contagiarnos, el lugar seguro para trabajar, el refugio comunitario, la responsabilidad con el prójimo, la zona desde donde aplaudir a las ocho de la tarde o la luz encendida que te comunicaba con el vecino. Dibujó y dio las gracias a los gremios esenciales más afectados: sanitarios, camioneros, tiendas de alimentación, farmacias, peluquerías, servicios de limpieza, agricultores, periodistas, repartidores... Siempre con un guiño original, con una mirada positiva. Y pintó, desde el ingenio y la ternura, las efemérides y acontecimientos que no pudimos celebrar:la llegada de la primavera, el día del libro, del teatro, la danza, el día de la madre... «Mi intención era transformar la casa en elementos que nos hagan pensar en lo bueno que tenemos como sociedad. Juntos saldremos de ésta o no saldremos», apuntaba en este periódico en pleno confinamiento, cuando más falta hacía ver la luz al final del túnel.
Libro y exposiciones. Concluida esa etapa, Goyo Rodríguez reunió sus casas en un libro que publicó Onada (Diario gráfico del confinamiento, se titula). Esa edición con un dibujo por página, tapa dura y el texto con el que lo compartía a diario en las redes sociales acaba de ser reconocido por la Consejería de Educación y Cultura de la Comunidad Valenciana como el Mejor Libro Editado de 2020. «Me hace mucha ilusión por lo que representa:los pensamientos con los que hice un diario, el día a día de una época que ahora nos parece hasta lejana», señala.
Lo interesante de los dibujos de Goyo Rodríguez es que, cuando se vuelve a ellos, no se rememora una etapa oscura que queramos dejar atrás o de la que de momento no queremos que nos vuelvan a hablar, sino que permite echar un vistazo con mirada positiva a aquello que, queramos o no, ha marcado nuestras vidas. Y aunque fuera duro, las ilustraciones nos hacen recordar la parte más amable o, como mínimo, reconocer un trabajo sincero, honesto y alegre en un tema peliagudo. Porque como todos, Goyo Rodríguez veía el mundo desde su casa y la única manera con la que se comunicaba con el exterior era a través de sus dibujos.
Además del libro, el proyecto de Diario gráfico del confinamiento ha tenido otra vida en formato expositivo. Las sesenta láminas se han podido ver en Castellón (en el edificio gótico de Benicarló y en la sala Santa Magdalena de Polpís)y en Oviedo (Decero Espacio Creativo).
Este premio que otorga la Comunidad Valenciana, de carácter honorífico y con el que se busca incentivar la producción de las empresas editoriales, se entregará en el Día del Libro Valenciano, el 20 de noviembre, en el monasterio de San Miguel de los Reyes.