Los funcionarios de prisiones solo han recibido una consigna, la de extremar la precaución en el trato con los presos yihadistas, pero saben que el conflicto palestino-israelí, que se ha recrudecido en las últimas semanas, es un caldo de cultivo perfecto para la radicalización, en general, de ciudadanos de religión musulmana y, por tanto, también de reclusos. En la prisión de Burgos no hay ningún preso dentro del Fichero de Internos de Especial Seguimiento por su perfil yihadista. Sin embargo, los empleados públicos de la cárcel que componen el grupo de control de reos susceptibles de adherirse a distintas causas violentas -bandas latinas, ETA, terrorismo islámico, grupos de crimen organizado- sí que están llevando a cabo una especial vigilancia sobre aquellos reos con riesgo de radicalización islamista, 35 en la actualidad, según fuentes consultadas por este periódico. El punto de mira, no obstante, está sobre un pequeño grupo que presenta rasgos más proclives a sumarse al extremismo de Estado Islámico o Al Qaeda, si bien no se han adherido todavía a estas causas.
En los últimos días, además, se ha producido una operación a nivel nacional contra la radicalización yihadista en las cárceles. La Jefatura de Información de la Guardia Civil ha asestado el tercer golpe en lo que va de año al ‘frente de cárceles’ de Daesh. En la operación han sido detenidos tres individuos por captar y radicalizar a internos de varios centros penitenciarios: el primero actuaba en la cárcel de Murcia -en todas las operaciones anteriores siempre ha habido un implicado en ella-, un preso común de Teixeiro reclutado dentro de prisión y un tercer individuo en Ceuta, ahora en libertad, pero que había sido encarcelado en varias ocasiones. Los arrestados actuaban de manera concertada y coordinada, de modo que respondían a una estrategia común.
Estos presos son delincuentes comunes. Ingresaron en prisión condenados por causas como el tráfico de drogas, hurtos, pequeños robos o violencia de género. Es decir, no se encuentran en la cárcel burgalesa por pertenecer a una célula yihadista. Sin embargo, el Ministerio del Interior considera que los centros penitenciarios constituyen la primera fuente de captación de futuros terroristas islamistas, «y por tanto hay que estar muy atentos para neutralizar estas conductas y evitar que cometan posibles atentados cuando salgan de prisión», comentan las mismas fuentes.
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