Hace un mes el Consorcio de Tratamiento de Residuos Sólidos comenzó a repartir las tarjetas personalizadas que permitirán la apertura del contenedor marrón, el quinto depósito para residuos, que ha comenzado a distribuirse desde este lunes por municipios de la Sierra de la Demanda y que llegará al resto de localidades de la provincia que se han adherido a esta iniciativa a lo largo de los próximos meses, estando previsto que esta primera fase concluya en abril.
La previsión es llegar con este quinto contenedor al 15% de los 53 ayuntamientos donde se implantará esta recogida selectiva a lo largo de este mes, alcanzar el 42% el mes que viene y llegar al 68% en marzo. En abril y mayo se terminará de implantar en los restantes municipios y en los que se puedan sumar a lo lago de los próximos meses, ya que en principio este sistema es 'obligatorio' para aquellos que tienen más de 300 habitantes.
Aunque en un principio se sumaron un total de 61 municipios burgaleses, con una población de más de 60.000 habitantes y unas 55.000 viviendas, finalmente han sido 53 los que ya han facilitado -en tiempo- los padrones con las peticiones vecinales de tarjetas personalizadas inteligentes que permitirán, una vez activadas, la apertura del contenedor marrón.
La apertura del contenedor solo se podrá realizar con una tarjeta personaliza e inteligente, que permite controlar el uso. - Foto: Alberto RodrigoDesde el Consorcio confían en que los ocho ayuntamientos que todavía no han solicitado esas tarjetas, y que estaban en el listado inicial, (Castrojeriz, Cerezo de río Tirón, Fuentespina, Melgar de Fernamental, Palacios de la Sierra, Pradoluengo, Torresandino y Medina de Pomar) lo hagan en breve y se sumen a este proyecto de recogida separada de biorresiduos para su transformación en compost.
Rebaja fiscal. La implantación de esas tarjetas se hará en varias fases y en la primera, la que ya está en marcha, se han distribuido un total de 16.000, estando programado que una vez que el proceso funcione con total normalidad se amplíe el reparto hasta alcanzar las 40.000 tarjetas, que son las que ha adquirido el Consorcio. Estas tarjetas personalizadas, además de permitir la apertura del contenedor marrón, facilitarán al Consorcio una serie de datos sobre el uso del mismo por parte de cada uno de los usuarios del mismo. «Con esos datos, en un futuro, la intención es poner en marcha una rebaja fiscal a aplicar entre los usuarios de las tarjetas para estimular su uso y por el beneficio medioambiental que tiene valorizar estos restos orgánico», matiza desde el Consorcio.
«Los vecinos de esos ocho ayuntamientos que no han solicitado las tarjetas no se podrán beneficiar de esa rebaja fiscal porque no tendrán estos contenedores», afirman, con la confianza de que en breve se registre algún tipo de movimiento por parte de estos municipios «que han tenido meses para facilitarnos el número de tarjetas que quieren».
A medida que se vayan repartiendo por la provincia los 1.400 contenedores adquiridos, cada uno tienen una capacidad de mil litros, y se active el sistema de apertura con la tarjeta comenzará la progresiva prestación del servicio de recogida separada de la fracción orgánica (biorresiduo) y su tratamiento en las dos plantas (Aranda y Abajas). Estos dos centros de tratamiento han sido adaptados en el último año para el procesado de esta materia en compost, que después se utilizará en el campo, en tierras de labranza, como aporte de carbono, nitrógeno y fósforo. El sistema de recogida de estos residuos orgánicos se realizará con los cuatro camiones adquiridos por el Consorcio con este fin.
Este año al completo. Para el segundo semestre de este año, una vez el sistema esté funcionando en los 53 ayuntamiento que se ha adherido a este programa, obligatorio por la normativa europea para municipios de más de 300 habitantes, desde el Consorcio centrarán su actividad en ampliar el reparto de tarjetas hasta completar las 40.000 unidades adquiridas.
«No descartamos tampoco ofrecer el servicio a aquellos ayuntamientos que están en la franja de los 200-300 habitantes y que voluntariamente lo soliciten», manifiestan desde el Consorcio, a la vez que insisten en que también podrán solicitar más tarjetas aquellas localidades que tengan demanda. «Para los que quieran ampliar el número de usuarios se abrirá una nueva fase cuando se haya implantado ya el servicio en estos primeros ayuntamientos», declaran.
En los que todavía no han solicitado las tarjetas, los ocho ya citados, en principio no se instalarán los contenedores marrones en esta primera fase, el calendario está cerrado hasta verano, pero elConsorcio espera que se pueda comenzar a actuar en el segundo semestre, siempre que lo soliciten, porque se trata de un proceso voluntario, insisten, aunque consideran que de no hacerlo «estarán perjudicando a sus vecinos porque no podrán valorizar sus biorresiduos y no se podrán beneficiar de rebajas fiscales».
Desde este organismo de tratamiento de residuos, que capitanea la Diputación y en el que están integrados ayuntamientos y mancomunidades, reconocen que implantar este quinto contenedor se ha dilatado en el tiempo más de lo esperado, pero esperan cumplir este mismo año con la nueva Ley de 'Residuos y suelos contaminados para una economía circular', de julio de 2022, que fija como objetivo la implantación de la recogida separada de biorresiduos. Como referencia, matizan, se han tomado las directrices del Plan Regional de Residuos de la Junta, que en sus líneas estratégicas establece este contenedor en poblaciones con más de 300 vecinos.
Para los pueblos con menos habitantes, la ley establece y apuesta por el compostaje comunitario. Hay algunos casos, como por ejemplo el de Belorado, en los que se implantará el quinto contenedor, que convivirá con compostadores individuales y comunitarios, ya que el ayuntamiento beliforano apuesta por un sistema mixto. «El tiempo nos dirá si funcionan ambos sistemas o finalmente se impone uno sobre el otro», declaran desde el Consorcio, que no dudan al afirmar que «lo mejor» es apostar por el quinto contenedor y hacer el tratamiento con junto a los residuos de 20 de las 23 mancomunidades que existen en la provincia.
En relación a los pueblos que ronda los 300 habitantes, los responsables del Consorcio manifiestan que hay 19 localidades que se encuentran en esa franja de población (200-300) que permite que se pueden integrar en este sistema de reciclaje «porque no ha unas directrices fijas y en el consejo de administración ya se ha abordado esta posibilidad, pero primero hay que cerrar el grupo de más de 300».
El compostaje ha llegado para quedarse y todos los pueblos, más pronto que tarde, tendrán que tener un sistema de compostaje, ya sea comunitario o a través de este quinto contenedor, el de color marrón, que la próxima semana ya será visible en las primeras localidades de la Sierra de la Demanda. «El sistema tenía que haber estado implantado en junio del año pasado para las ciudades de más de 5.000 vecinos y desde enero es obligatorio para el resto», aseveran.
Dos puntos de tratamiento: Abajas y Aranda
El destino final de todo el biorresiduo que recoja en estos 53 municipios adheridos al programa será las plantas de tratamiento habilitadas para 'producir' compost en Aranda y Abajas. El objetivo que se han fijado los responsables del Consorcio de Tratamiento de Residuos es obtener anualmente un total de 14.000 toneladas de biorresiduos recogidas de forma separada y una vez entre en funcionamiento la recogida separada de biorresiduos en las localidades de Aranda y Miranda de Ebro.
En la actualidad están entrando unas 28.000 toneladas al año en el CTR de Aranda y 37.000 en el de Abajas, pero sin separar.
Desde el Consorcio son conscientes de las dificultades que al principio van a aparecer para poner en marcha este sistema de recogida separada de biorresiduos para su valorización, «pero confiamos en que la gente cada vez se implicará más. Esto es una carrera de fondo», afirman desde este organismo, confiando en que a final de año los contenedores marrones estén en todos los municipios de más de 300 habitantes y que la implantación del proceso, recogida separada de los biorresiduos y tratamiento para obtener compost, esté funcionando casi al cien por cien, «aunque es posible que nos tengamos problemas».
Solo biorresiduos
Los ayuntamientos que comenzará a recibir la próxima semana estos contenedores marrones ya ha iniciado una campaña de sensibilización y educación entre sus vecinos, como por ejemplo el de Salas de los Infantes, con el objetivo de que a estos depósitos solo llegue los calificados como biorresiduos. Es decir, se deben depositar exclusivamente restos de frutas y de verduras, cáscaras de huevo, restos de carne, restos de pescado, posos de café e infusiones, tapones de corcho, restos de frutos secos, restos de mariscos, papel de cocina usado, pasta, arroz y legumbres.
Además, a este contenedor también pueden ir a parar algunos restos vegetales como ramos de flores, plantas y hojas secas, malas hierbas y hojarasca. Todos estos restos para facilitar su manejo domiciliario puede se pueden introducir en una bolsa compostable y meterlos de esta forma en el depósito.
Nunca se deben echar en este contenedor pañales, compresas, toallitas o aceite vegetal usado, ni envases, vidrio, papel o cartón, es decir aquellos residuos para los que ya existe otro contenedor específico en el mismo punto de recogida.