Las dudas sobre los posibles efectos secundarios de la inyección de AstraZeneca siguen planeando sobre el proceso de vacunación. A pesar de que la Agencia Europea del Medicamento sostuvo ayer que los coágulos de sangre deben ser incorporados como "efectos muy raros", los científicos están volcados en aportar luz para poder avanzar. Uno de ellos es el inmunólogo ribereño Miguel Ángel del Pozo, investigador en el Centro Nacional de Investigaciones Cardiovasculares (CNIC), que aboga por "llegar al fondo del tema con investigación científica".
En su opinión, "si hay riesgo de sufrir episodios de trombosis superior al aleatorio (o superior al azar) y más en un tramo de edad concreto, hay que investigarlo hasta el final". Del Pozo defiende que no le vale el argumento de que "solo se da un caso entre un millón" ya que si estas afecciones "se concentran en un grupo de edad más joven, como indican los datos disponibles hasta ahora, hay que estudiarlo bien".
Al final, dice, se trata de un dilema ético: "¿Aceptamos daño colateral indivudal en aras de un bien mayor al colectivo? Yo prefiero tener primero los datos, asumiendo que, por supuesto, ningún fármaco es inocuo y no existe el riesgo cero en medicina".
En cualquier caso, Del Pozo recuerda que "las prisas no son buenas consejeras" en el ámbito científico y que ahora toca analizar los datos con más profundidad. "Todas las vidas son importantes, por pocas que sean. Los casos de trombosis de senos venosos cerebrales son un problema grave como para que se estudie".
Para el investigador ribereño, con raíces en Valdeande, una cuestión fundamental en la vacunación de AstraZeneca pasa por reclamar más transparencia en la información a la Agencia Europea del Medicamento. "Lo único que puede generar confianza en la gente es tener datos reales. Cada país haciendo una cosa y en España, cada comunidad autónoma tomando decisiones distintas, no ayudan a la tranquilidad", admite.
No obstante, Del Pozo apuesta por generar confianza: "En principio, la gente mayor se puede poner la vacuna sin riesgo, aunque es cierto que hay miedo y todo el mundo quiere saber si corre algún riesgo". Por ello, insiste en pedir transparencia a la EMA: "Tienen todos los datos. Si ayer los hubieran desglosado por edad y sexo, tendríamos muchísimo para poder seguir vacunando en los segmentos que no tienen riesgo de trombosis. Pero para eso se necesitan más datos".
Según la información que ha podido analizar Del Pozo, "lo lógico es tener los datos y ver si hay más frecuencia en un tramo de edad porque es posible que se pueda seguir utilizando AstraZeneca en edades sin riesgo de trombosis y que, sin embargo, tienen mucho más riesgo por covid que mujeres jóvenes, donde se concentran por ahora los casos conocidos".
Mientras tanto, el inmunólogo del CNIC considera que poner la vacuna de AstraZeneca a mayores cumpliría un doble objetivo: "Cubrir a la población de mayor riesgo por covid y administrar una vacuna eficaz y segura en ese tramo de edad, a la vez que avanzamos en el objetivo de alcanzar la inmunidad de rebaño".
Respecto a los jóvenes, a Del Pozo le llama la atención que Reino Unido haya decidido ofrecer una vacuna alternativa a la anglosueca para los menores de 30 años. De ahí que sostenga que lo más conveniente sea esperar a que se esclarezca la relación entre la vacuna y las trombosis de senos venosos cerebrales. "Una vez que se aclare, se podría reestablecer esta vacuna en jóvenes, excluyendo al personal de riesgo identificado", sostiene.