Empeora el estado de la piedra en las iglesias de Briviesca

S.F.L.
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El párroco solicitará ayuda económica y mano de obra al Ayuntamiento para sustituir las piezas más damnificadas

Los boquetes más profundos sirven de cobijo para las palomas. - Foto: S.F.L.

La llegada del frío, el agua y la humedad afecta directamente al estado de conservación de la piedra caliza con la que los muros de las dos iglesias de Briviesca, la de San Martín y la de Santa María, están construidos. Si bien la parroquia contaba con acometer las actuaciones necesarias el pasado otoño, a día de hoy la caliza más dañada sigue sin sustituirse, lo que ha generado que el deterioro cada vez sea más notable.

Ambos templos destacan por sus sobresalientes portadas de piedra caliza, pero también por otro elemento no incluido en el diseño original y que lamentablemente atrae la atención de vecinos y turistas: los boquetes que se han formado en los muros exteriores con el paso de los años y que además sirven como refugio para las palomas. No se trata de un hecho puntual y, según el sacerdote de la capital burebana, Julián Galerón, «acarrea a un mal estético más que peligro», que ya tuvo que solventarse décadas atrás.

La piedra caliza que compone la fachada y las paredes de las iglesias tiende a deshacerse, porque debido a su porosidad filtra mucho la humedad causando en ocasiones la desaparición gradual de las paredes o la aparición de moho. El cura ha contactado con varias empresas de la zona que trabajan la piedra y les ha expuesto el caso. «Permanezco a la espera desde verano a que me envíen un presupuesto para realizar los trámites necesarios y comenzar los trabajos lo antes posible», explica. Según el estudio visual que realizaron unos expertos antes de la llegada de la pandemia «no se trata de una actuación mayor sino más bien de un adecentamiento de partes concretas del muro», aclara el religioso. Simplemente se requerirá la intervención de un cantero para que San Martín y Santa María recuperen su esplendor.

Para hacer frente a la inversión, cuya cuantía fina aún se desconoce porque Galerón permanece a la espera de recibir presupuesto, se utilizarán los fondos propios de los que dispone la comunidad a pesar de que el sacerdote cree que necesitarán también la aportación económica de los feligreses. Asimismo, pretende solicitar ayuda económica y mano de obra al Ayuntamiento. «La parroquia se hará cargo de los gastos principales pero hemos pensado que quizás algún operario del Consistorio pueda ayudar en las labores de sustitución de la piedra. Sería un detalle muy importante para el patrimonio de la ciudad», declara.

Pese a que la falta de piedra no perjudique al conjunto de los inmuebles y los trozos que se desprenden no sean un riesgo para las cabezas de los transeúntes, «que no corren peligro» las actuaciones deben tomarse con urgencia para evitar agrandar el contratiempo, que en los últimos meses se ha acelerado considerablemente. Si bien, el paso de los años y la composición de la piedra afectan al estado de los muros, que poco a poco se desvanecen. Pero a este fenómeno incontenible hay que añadir que las palomas se alimentan del salitre de las piedras, que ayuda a que el proceso de degradado se precipite. A diario decenas de aves se posan en el edificio para engullir la sal de las paredes y resulta habitual verlas dentro de los agujeros ya formados picando la piedra. El párroco asegura que es tal la ocupación que algunas han llegado incluso a anidar en los huecos que se van formando en las piedras. «Nunca he observado un derrumbe de las paredes. Si es cierto que hay restos en el suelo pero que yo creo que son derribados por las aves. No obstante, es el momento de tomar cartas en el asunto e insistiré a la empresa para que redacte el presupuesto», manifiesta el cura.

Proyectos. Las parroquias han finalizado el 2020 con un saldo disponible en sus cuentas de 9.400 euros por lo que el proyecto de restauración de la Capilla del Sagrario de Santa María quedará aparcado. A lo largo del pasado año se acometió la rehabilitación del retablo de San Pedro, también en Santa María, y desde Cáritas parroquial se atendieron a personas necesitadas de la ciudad. Julián Galerón apuesta, eso sí, por la recuperación del órgano de la colegiata con el fin de organizar conciertos.