Unas cintas de obras, unos cristales con las marcas que indican que se está trabajando en ellos y unos rieles en el suelo son las señales que indican que la Biblioteca Pública de San Juan está acometiendo ciertas mejoras. Salvo por el contratiempo estético de la entrada, los usuarios no han visto interferida su actividad en ningún momento, ya que el centro no ha cerrado y simplemente ha acomodado sus rutinas a las obras dependiendo de la zona donde se trabajaba.
Desde el mes de mayo la empresa burgalesa Construcciones, Arte y Restauración Garsan S.L. está acometiendo en el edificio de la plaza San Juan una intervención para mejorar ciertas luminarias y, sobre todo, para proteger el inmueble contra las corrientes. Lo principal de la reforma que ha sufragado el Ministerio de Cultura ha consistido en la colocación en el vestíbulo de un cortaviento bajo el forjado volado.
Hasta ahora había dos puertas antes de acceder al mostrador o a las salas de lectura: la cristalera de vidrio serigrafiado que integra la portada gótica y otra inmediata que, por la escasa distancia con la primera, impedía dejar el frío fuera, dado que ambas permanecían abiertas a la vez por el trajín continuo de usuarios. La colocación de esta otra cristalera bajo el forjado volado, que está a mayor distancia de la puerta principal, conseguirá evitar esas corrientes y la pérdida de calor, ya que para cuando el usuario llegue a la altura del segundo acceso, el primero se habrá cerrado.
La elección de la fachada de vidrio se ha hecho teniendo en cuenta el diseño del inmueble y manteniendo su identidad. «La singularidad del edificio, la relevancia de la portada gótica y el gran vestíbulo de triple altura y luz cenital que se genera tras ella, condiciona la posición del nuevo cierre propuesto», se explicaba en el proyecto de licitación, lo que hacía situarlo en el techo más cercano.
Para el cierre se ha utilizado vidrio acústico «que respeta el lenguaje empleado en el resto del edificio y el juego de reflejos que produce en su interior», además de mantener «la visión espacial del vacío y la portada», se especifica. En estos momentos, y a falta de colocar los últimos cristales, los rieles marcan la zona específica que quedará delimitada bajo el forjado.
Para esta intervención en la biblioteca propiedad del Estado y que gestiona la Junta de Castilla y León, el Ministerio de Cultura ha invertido 84.000 euros. Además del cortaviento, se ha aprovechado para mejorar las condiciones de iluminación de zonas puntuales del edificio: hemeroteca, puestos de lectura en fachadas este y oeste, y zonas de estancia situadas en los espacios a doble y triple altura de las fachadas este y oeste.
En unos días, las cintas blancas y rojas que impiden el paso por obras serán retiradas de la entrada. En su lugar, una gran cristalera invitará al usuario a adentrarse en una biblioteca que con la llegada del otoño y el invierno será un poco más acogedora.