Las promesas se las lleva el viento, al igual que los restos del antiguo cámping de Frías. El equipo de gobierno se comprometió a demoler «después de verano» los edificios que en agosto quedaron reducidos a escombros tras un devastador incendio, pero por el momento no ha dado ningún paso, aunque la amenaza por caerse del todo se incrementa con el paso del tiempo. Desde que unas llamas «provocadas», según los datos que aportaron a este periódico los profesionales que participaron en la extinción, devoraron el 1 de agosto parte del tejado y las vigas del inmueble principal y la vivienda colindante, su estado ha empeorado considerablemente.
El Ayuntamiento no ha cumplido la promesa de retirar los escombros acumulados en el recinto abandonado desde la riada del Ebro en 2015 para evitar sucesos similares a pesar de no poder garantizar la seguridad en un espacio con el acceso prohibido casi medio año después del suceso. «La intención municipal, declara la concejala Silvia Quintana, es «demoler el complejo este año porque existe riesgo de un derrumbe total, pero primero tenemos que tramitar el expediente».
La rapidez con la que actuaron los bomberos de Oña -que acudieron al lugar de los hechos junto a dos cuadrillas de Medio Ambiente de la Junta- salvó el supermercado e impidió que el fuego alcanzara los árboles y la maleza que envuelven el entorno. No hubo que lamentar daños personales ni materiales y simplemente ardieron montones de basura, papeles acumulados y madera. Lo poco que quedaba en el lugar con cierto interés lo robaron hace tiempo, incluida la puerta y el valladar instalado en el recinto.
Algunos restos acumulados indican que todavía hay personas que acceden al lugar. - Foto: ValdivielsoEl paso del tiempo juega en contra de la instalación principal y el tejado ha terminado por venirse abajo del todo, y tan solo se mantienen en su sitio las tejas de un inmueble colindante. Antes del suceso la salubridad del lugar era nula y había astillas y hierros por todas partes, pero ahora la peligrosidad ha incrementado. Cientos de pedazos de piedras y vestigios de las paredes se amontonan en el suelo, y unas cuantas vigas calcinadas sujetas por una mínima esquina anuncian una caída inminente.
La presencia de restos de bolsas de chucherías y colillas de cigarros indican que todavía hay personas que se arriesgan a sufrir un accidente que puede ser letal. Tras el incendio colocaron cintas de precaución alrededor de la construcción pero desaparecieron.
Casa Salazar. Las obras de transformación de la Casa Salazar en un espacio cultural multiusos y teletrabajo han comenzado. Furelos, la empresa adjudicataria, presentó la mejor oferta económica -de 376.969 euros- y el plazo de ejecución más bajo -8 meses-.