La Policía Local detecta cada vez menos botellón en la ciudad

F.L.D. / Burgos
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Las multas por consumo de alcohol en la vía pública bajaron en los últimos años y las patrullas ya no ven grandes grupos ni en las laderas del Castillo ni en Fuente Prior

Una patrulla se incauta de varias bebidas en el entorno de San Isidro. - Foto: Alberto Rodrigo

Tras el incendio del pasado día 11 de agosto en las laderas del Castillo, la Policía Local ha estado muy pendiente de la zona, especialmente los fines de semana, para evitar que chavales jóvenes se juntaran allí a beber ante la sospecha de que el origen del fuego fuese el botellón. Lo cierto es que en todos estos días sólo han encontrado un grupo aislado. Sí, es verano y casi todo el ocio juvenil está en los pueblos, pero la tendencia es a la baja en los últimos años. Los agentes detectan cada vez menos grupos consumiendo alcohol en la calle, salvo en casos excepcionales como fiestas o el inicio de curso. En el cuerpo municipal lo achacan, sobre todo, a que se hace con mayor frecuencia en los locales. 

Hasta hace no mucho, había dos grandes epicentros de botellón en la ciudad. Uno era el Castillo, especialmente la zona conocida como la explanada. Allí se juntaban decenas de grupos desde la última hora de la tarde hasta la madrugada. Las bajadas hacia las zonas de ocio solían generar numerosas molestias a los vecinos por ruidos, suciedad e incluso peleas. La Policía Local reforzó su presencia en la zona hasta conseguir la diseminación de esta práctica. Esto dio origen a que muchos apostaran por otros lugares como Fuente Prior, que fue frecuentado por jóvenes especialmente en primavera y primeros meses del verano. A día de hoy es prácticamente residual. 

Hay que poner dos asteriscos a esta tendencia. Septiembre suele ser un mes en el que el botellón se multiplica. Por un lado, los adolescentes terminan las vacaciones y aprovechan que aún hay buen tiempo para reunirse en la calle. A eso hay que sumar las novatadas, que aunque estén prohibidas se realizan en sitios lejanos al campus universitario para intentar pasar desapercibidos. Los operativos de los dos últimos años también han conseguido que estas actividades prácticamente se hayan erradicado. Sólo quedan pequeños reductos cerca del Andén 56 en días de concierto, pero muy puntuales.  

Las sensaciones de las patrullas en los últimos tiempos las refrendan las estadísticas. Según la memoria de actuaciones del pasado ejercicio, se levantaron 267 actas por consumo de alcohol en la vía pública, un 5% menos que el año anterior, cuando también hubo un ligero decremento. 

¿Cuál es la explicación a este fenómeno? En la Policía Local no se atreven a hacer una lectura certera. Por un lado lo achacan a un cambio de tendencia en el ocio juvenil. También creen que los locales han absorbido mucho botellón. Las batidas por la ciudad hacen pensar que el consumo de alcohol en la calle se ha diseminado por lugares mucho más recónditos en los que llaman menos la atención de vecinos, como puede ser San Isidro o el entorno del HUBU.