Con el cartel de Sonorama Ribera 2024 ya completo y la venta de bonos a punto de colgar el cartel de 'no hay billetes', con sólo un 5% disponible, los organizadores se vuelcan en la puesta a punto del espacio que acoge los conciertos nocturnos en Aranda, apretando el acelerador para comenzar en breve con las mejoras planteadas en el Picón. «Estamos volcados en ello porque hay una misión muy clara, que tiene que ver con hacer un parque para todos los arandinos, para que la gente de todas las edades lo pueda disfrutar, para que sea un espacio de recreo, de merienda, de deporte, de poder tener la feria de Aranda allí... aprovecharlo básicamente», resume el director del festival, Javier Ajenjo, la filosofía que hay detrás de una iniciativa que impulsa tanto Sonorama Ribera como la asociación Art de Troya.
El proyecto, dada su envergadura y que busca dotar de infraestructuras a un espacio donde ahora no hay nada más que las canalizaciones para los servicios básicos, tiene un coste estimado que superará el millón de euros y se pretende ejecutarlo en tres fases. «Es un proyecto importante, y sobre todo, dándose el hecho maravilloso de que hay un colectivo como Art de Troya y Sonorama que va a apostar y va a invertir en Aranda de Duero, no estamos solicitando al Ayuntamiento esas mejoras sino su colaboración para trabajar entre todos, porque todo el coste correría de nuestra parte», insiste Ajenjo.
Con la idea de poder llevar a cabo una primera fase antes de la celebración del festival este año, algunas de las ideas que se plantean en el proyecto pasan por «aprovechar desde los contenedores para hacer actividades artísticas para todos los arandinos, como las zonas de cemento para espacios deportivos» especifica el director de Sonorama Ribera.
Otras mejoras que se incluyen en el proyecto inicial vendrían a reducir el gasto en montaje de baños y barras de bar. La organización del festival ha hecho una propuesta técnica al Ayuntamiento arandino para construir unos aseos de obra, que se podrían ubicar en el lado contrario a la entrada al recinto, y un bloque para bar, que ocuparía el espacio que hasta ahora estaba destinado a colocar sobre él un graderío o cualquier otra estructura. «El propósito es que se pueda utilizar para cualquier otro evento que se celebre en ese espacio, ya sean concierto o hasta competiciones deportivas», explicó la concejala de Obras arandina, Ana María Hervás,
La responsable de esta área ya avanzó a DB que, de la mano de este proyecto, se están planteando otras mejoras que podrían revertir en un incremento en el uso de esta zona para todo tipo de eventos a lo largo del año. Aprovechando la propuesta, que incluye un vallado perimetral que delimitase de alguna forma la zona del Picón, se está estudiando una actuación también en los espacios verdes cercanos al Picón, como es el caso del pinar que se ubica junto al río Duero, detrás de los escenarios principales del festival. «Queremos ampliar este tema al área de Medio Ambiente para ver cómo se podría actuar en ese espacio y para poner también alguna zona verde en lo que es el recinto del festival», dejó sobre la mesa Hervás para ir avanzando en la propuesta inicial de este proyecto a medio y largo plazo.
Una vez que se avance en la materialización de esta ideas, además de alargar los días de uso del Picón para otras actividades a lo largo del año, también se logrará una reducción en el coste del montaje del festival. Su director lleva años resaltando el gasto que supone tener que alquilar los baños químicos, que se podría ver reducido en gran medida si se construyesen unos de obra que se podrían usar más allá de los cuatro días del festival.