El puntero laboratorio de ADN antiguo del CENIEH, casi a punto

I.L.H. / Burgos
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Las «salas blancas» para analizar la proteína y los restos genéticos de los fósiles se han acondicionado después de desdoblar la última planta del edificio. Para empezar a andar solo falta el equipamiento

La zona del laboratorio de Paleoproteómica está situada en la cuarta planta, ahora desdoblada. Cartografía Digital (a la izda.) está justo a su lado. - Foto: Miguel Ángel Portilla

La grúa que ha bloqueado varios meses la acera de la calle Doctor Fleming ha recordado a los ciudadanos que en el interior del CENIEH se estaban realizando unas obras de calibre. Y es que para contar con unas instalaciones punteras y únicas en España en las que poder analizar las proteínas y el ADN antiguo de los fósiles ha sido necesario ganar espacio en el edificio desdoblando la última planta. En todo este proceso la grúa ha sido fundamental para introducir las vigas y el resto de soportes desde la parte de arriba del inmueble. Pero esa parte ya ha acabado.

Un año y medio después el CENIEH ha ganado dos plantas en un espacio antes sin uso (fue concebido como biblioteca) y, sobre todo, ha podido acondicionar uno de los pisos para el laboratorio de Paleoproteómica, un laboratorio pionero dentro de una línea de investigación emergente en el terreno de los fósiles. En cuanto entre en funcionamiento, no será necesario enviar las muestras al Instituto Max Planck de Antropología Evolutiva de Alemania (el del nobel Svante Päävo), por ejemplo, sino que se podrá estudiar desde aquí el ADN de los sedimentos de los yacimientos de Atapuerca o las proteínas de sus fósiles. Esta infraestructura atraerá a investigadores de paleoproteómica, y llegarán restos de otros yacimientos que se podrán comparar con los de Atapuerca.

Para estudiar los restos genéticos es necesario contar con una «sala blanca», un laboratorio con altas medidas de seguridad para evitar la contaminación de las muestras. «Es una caja que tiene que ser hermética porque requiere unas condiciones especiales de presión y temperatura. Y tiene que existir, a veces, diferencias de grados y presiones en cada una de ellas», detalla el gerente, Carlos de Quevedo.

Los estudios con un material tan sensible como los fósiles exigen de una calidad extrema del aire, por lo que se ha colocado un sistema de climatización adecuado e independiente del resto del edificio que ahora se encuentra en periodo de certificación. 

Para evitar la contaminación con otras partes del edificio, requieren su propio aseo con una ducha separada a la que solo se podrá acceder desde el propio laboratorio y que será imprescindible usar antes de entrar. Además cuenta con luz ultravioleta para esterilizar todas las superficies por la noche o para hacerlo cuando entra una muestra al laboratorio. «Todas estas medidas son para proteger a la muestra», insiste De Quevedo.

Con una distribución de las salas acorde al orden de trabajo, lo que queda es adquirir el equipamiento. De eso se encargarán las personas que van a entrar a trabajar en el laboratorio. Al frente estará la investigadora de origen australiano Samantha Brown y un técnico pendiente de contratación. Con esos equipos, el laboratorio estará listo a finales de año. 

Tanto  el equipamiento como el acondicionamiento del laboratorio ha sido financiado con 1.053.000 euros del Ministerio de Ciencia e Innovación y la Unión Europea dentro de la convocatoria de 2022 de ayudas públicas para las Infraestructuras Científicas y Técnicas Singulares en el marco del plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia. La obra ha costado cerca de 900.000 euros.

En cuanto a la quinta planta, el espacio justo encima del laboratorio y que también se ha ganado con el desdoblamiento, se han creado cuatro salas a las que se les dará uso en un futuro. En el desdoblamiento se han invertido  799.000 euros (966.000 con el IVA).