En cualquier ciudad, la primera parada para muchos turistas son los aparcamientos públicos. A cambio de sacar la cartera, uno gana en tranquilidad y se ahorra dar vueltas y vueltas por cascos históricos en los que estacionar en la vía pública puede estar muy cotizado. Aunque la impresión que se lleva un visitante depende en gran medida de la oferta monumental, cultural, comercial o gastronómica, aspectos como la limpieza de las calles o la presencia de edificios o solares abandonados también puntúan. Para mal. Si los párking son en ocasiones una primera carta de presentación, la imagen que ofrecen en este momento el de plaza Vega, denominado paradójicamente 'Catedral', y el de la plaza España dejan mucho que desear.

La rampa de acceso al párking de la plaza Vega recibe a los usuarios con unos socavones que esperan desde hace meses a ser arreglados. No mejora la cosa si se entra a pie por las escaleras más próximas a la calle Madrid. Lo que se encuentra quien las sube o las baja es un desprendimiento importante del falso techo y la amenaza de que el resto se venga abajo en cualquier momento.

Ya en las plantas del párking lo que se observan son paredes descascarilladas, una iluminación deficiente e incluso agujeros en uno de los muros en los que se aprecian las bajantes. Eso, por no hablar de que los puntos de recarga para los vehículos eléctricos están inutilizables y tapados con cajas de cartón y no se puede aparcar en esas plazas.

En el aparcamiento de plaza Vega, las paredes están descascarilladas e incluso con algún agujero. - Foto: Valdivielso

¿Puede hacer algo el Ayuntamiento para exigir un mantenimiento mínimo de este aparcamiento municipal en régimen de concesión? Este periódico ha tratado de trasladar esta pregunta al concejal de Patrimonio, Ángel Manzanedo, pero no ha obtenido respuesta. En el caso de que pueda intervenir solo hay dos opciones: o no ha realizado requerimiento alguno o ha tenido muy poco éxito.

En el aparcamiento de la plaza España fue sencillo corroborar el testimonio de unos turistas horrorizados con los aseos. No tanto porque el espejo estuviera roto (cosas del vandalismo) como por el más que desagradable y fuerte olor a orines que se respira fruto de un nulo mantenimiento de las tuberías.

Aunque esta dotación conserva una imagen mejor a la del párking de plaza Vega, la dejadez se aprecia también en la barrera de salida, cascada por la mitad y sin reponer desde hace meses.

En la minúscula acera de la rampa de salida permanece un trozo del muro que se ha desprendido y que nadie ha retirado. Por suerte, ningún viandante pasaba por allí en el momento en el que se vino abajo.

Los problemas más preocupantes, eso sí, se encuentran en la planta -2, donde el techo de la zona más próximo a la entrada al garaje (en la parte más cercana a la sede de Ibercaja) ha perdido la pintura y está descascarillado por las goteras.

El Ayuntamiento tiene previsto recuperar el control de este párking (de las plazas en rotación) el próximo mes y que sea ProBurgos quien asuma su gestión. Varios técnicos municipales han visitado la instalación a lo largo de los últimos meses y al parecer se habrían exigido algunas reparaciones.

De momento, no hay visitas guiadas a los párking del terror.