Los grandes atractivos que posee la comarca del Arlanza parece que han ganado la batalla al voraz incendio del pasado verano. El turismo no se ha resentido este verano con motivo del terrible suceso ocurrido en julio de 2022 y en los diferentes alojamientos de la zona exponen que no ha habido menor afluencia por ello. El pasado verano tenían claro que apenas les iba a afectar al número de reservas y el tiempo les ha acabo dando la razón, pese al lamento generalizado de que encontrarse con el Parque Natural Sabinares del Arlanza-La Yecla tan destrozado resta belleza a este magnífico entorno. Pese a ello, tampoco se puede hablar de un verano espectacular.
Desde los restaurantes, hoteles y casas rurales de la comarca explican que no ha afectado para nada el fuego y que lo único que ha muchos visitantes de otras provincias «les ha chocado» es ver algunas zonas con la ceniza como protagonista. «Este año no hemos tenido menos gente por eso, aunque cuando ven la zona sí preguntan qué ha pasado», comenta Mari Escobar, del Hotel Rural Villa de Silos, ya que muchas personas llegan de otros puntos lejanos y no saben nada. Hay numerosos recursos turísticos y 'tiran' del carro. «Muchos vienen por ejemplo a ver el cementerio de Sad Hill y al pasar por la pista se ve quemado a ambos lados», asegura. Define el verano como más flojo que otros por las altas temperaturas, ya que con el calor cree que se opta por otros destinos.
Tampoco ha sido un año bueno para las casas rurales de Silos, como confiesa Rosa Alonso, de Casa Rosa. «Julio fue malo y agosto regular», asegura. Reconoce que las reservas han resultado mucho más bajas este verano en comparación a otros, pero tampoco considera que eso se deba al incendio del pasado año. Asegura que los visitantes no pasan demasiado tiempo y muchos se quedan solo un día, convirtiéndose en una localidad «de paso». Como publicó este periódico hace unos días, los empresarios hoteleros de la capital burgalesa tampoco han alcanzado las altas expectativas que tenían para este verano y opinan que las olas de calor mermaron la ocupación.
En Lerma, una de las localidades con mayor cantidad de alojamientos de la comarca, tampoco piensan que les haya pasado factura el incendio. «Creo que no nos ha afectado nada a las reservas, ningún huésped nos ha comentado nada de eso», expone Tamara González, de la Casa Rural El Zaguán. Gran parte de quienes han acudido a durante los últimos meses procedían del sur del país, de comunidades como Andalucía o la Comunidad Valenciana, por lo que al llegar a la villa ducal ni siquiera conocían lo que había ocurrido. En su caso, en junio tuvieron menos reservas, mientras que en julio y agosto funcionaron igual que el pasado verano. Eso sí, han detectado que las pernoctaciones han aumentado y ahora la gente se ha quedado varios días con el objetivo de visitar más espacios próximos. En el Parador de Lerma tampoco sientes que les haya perjudicado. Si en julio superaron el 80% de ocupación, en agosto llegaron al 90%.
Sin consecuencias. El fuego del Arlanza abrió los periódicos el pasado año y los padres de los chavales alojados en el Hotel Sabinares del Arlanza llamaron rápidamente al conocer la noticia para quedarse tranquilos. Todo estaba bien, pero al tener el mismo nombre que el parque natural saltaron las alarmas. Su responsable, Karen, reconoce que no les ha afectado para nada a la cantidad de jóvenes que acuden a los campamentos, ni tampoco a las bodas que allí se celebran en la actualidad. Por lo tanto, hablan de una normalidad total.
Joaquín Serna, presidente del CIT de Covarrubias, asegura que en la localidad el goteo de visitantes ha sido constante y este verano resultaba imposible sentarse en las terrazas de la cantidad de gente que había. Asegura que el incendio no ha perjudicado al turismo, «e incluso alguno habrá venido por curiosidad para ver cómo ha quedado». Expone que se ha visto más gente que en los últimos años y que los hosteleros están contentos.
La comarca ha querido que esta tragedia no se olvidara y la gente acudiera hasta allí. Así, se han organizado múltiples actividades, principalmente en Quintanilla del Coco y Santibáñez del Val, las zonas más dañadas. Exposiciones, concursos, juegos, conciertos, charlas, comidas, decoración de árboles o reconocimiento a quienes lucharon contra las llamas se han convertido en algunos de los actos.