La onda expansiva de la pandemia vivida en 2020 todavía se siente en la economía burgalesa, sobre todo a pie de calle. Más de 70 negocios, en la capital y también en la provincia, están a la espera de cambiar de propiedad para tener continuidad en el tiempo y esquivar el cierre definitivo. La jubilación de sus propietarios sigue siendo la causa más esgrimida en los traspasos, aunque los problemas económicos sobrevenidos por la crisis sanitaria, los cambios de hábitos en el consumo con la explosión de las compras por internet y el fin del colchón de los ERTE están obligando a cada vez más empresarios a dejar de serlo.
La Oficina de Transferencia de Negocios de FAE gestiona en la actualidad más de 70 traspasos de empresas ya consolidadas, en algunos casos con décadas de actividad y creación de empleo. Es un servicio de la patronal que vive un momento álgido en una trayectoria de más de diez años, aunque la oferta no logra concitar la misma demanda y las operaciones que se cierran son muy puntuales.
El abanico de negocios transferibles es muy variado, así como los importes económicos que se piden y las condiciones iniciales que se barajan en las operaciones. Hay hoteles urbanos y casas rurales en cartera, residencias de ancianos, fabricantes e instaladores de diferentes productos, autoescuelas, panaderías, bodegas, academias, ferreterías, pescaderías o carnicerías.
Los negocios de hostelería (bares, cafeterías y restaurantes) son hegemónicos (muchos de ellos radicados en la provincia), así como los salones de belleza y las peluquerías, según se puede comprobar en la web de la patronal centrada en este servicio.
Hay traspasos de varios millones de euros (los hoteles) y otros de unos pocos miles, posibilidades de alquiler y también compromiso de formación para facilitar el traspaso. «La mayoría no muestran sus condiciones porque aún siguen en activo y esperan una negociación con los realmente interesados. Nuestro trabajo es canalizar ese interés e intentar cerrar operaciones para que el centro de trabajo en cuestión y el empleo que tenga no desaparezcan», explica Angélica Riocerezo, responsable de la Oficina de Transferencia de Negocios.
Lo importante, añade, es que haya una transparencia entre las partes, que quien muestre interés real por el traspaso conozca bien dónde se mete y los riesgos que puede asumir. Es importante conocer las cuentas del negocio, su cartera de clientes, sus facturas básicas, entre otros datos. «Intentamos ser el lugar de encuentro y luego es cada cual el que debe hacer sus cuentas».
Recientemente, enumera, se ha cerrado el cambio de propiedad de una academia de idiomas entre su antiguo propietario y uno de sus empleados. Lo mismo ha ocurrido con una panadería rural en la que sus nuevos dueños han sido empleados por el empresario saliente durante dos años para poder formarse y conocer bien el negocio y su clientela.
Hay inversores interesados por hacerse con una residencia de ancianos en la provincia y muchas más llamadas de gente que tantea oportunidades, hace cuentas y se lo piensa... «La verdad es que es mucho mayor la oferta que la demanda, protagonizada en la mayoría de las ocasiones por desempleados que están buscando alternativas de trabajo, pero que no disponen de una gran capacidad para invertir».
La covid. En mayor o en menor medida, la incidencia de la covid ha sido generalizada en todas las empresas que se traspasan. «Se nota claramente que ha supuesto un punto de inflexión en muchos negocios a pie de calle, que sufrieron mucho los confinamientos y las restricciones. El fin de los ERTE y el cambio de hábitos de consumo con la generalización de internet influyen también y han marcado para muchos un cambio y un fin de etapa».
La baja demanda que hay en el mercado también tiene su justificación en la buena situación del empleo que presenta la provincia. Cuando hay más trabajo, los autónomos descienden. Se busca la seguridad de la nómina y no interesa tanto meterse en una aventura que siempre tiene sus riesgos.
«Siempre decimos que nuestro objetivo es que no se apaguen las luces de las calles en la ciudad o en la provincia. Insistimos en la idea de que los negocios que se traspasan son siempre rentables, porque sus fundadores podrían cerrar y ya está, pero quieren que su proyecto se perpetúe en otras manos y con ilusiones renovadas», explica Riocerezo.
Si encaja en las pretensiones del emprendedor, es más fácil reactivar un negocio en traspaso, ya en funcionamiento, que crear uno nuevo desde cero. Es muy importante que los números hagan más rentable el traspaso que la fundación y ahí es donde entra la negociación, el plan de empresa y el contraste de cifras.
En todo este complejo proceso de transición y dentro de las funciones de la Oficina, la patronal brinda servicios de información sobre cuestiones legales, formales, económicas y fiscales y socio-laborales que afectan a la transmisión del negocio.