Entre el amplio abanico de traspasos que están en activo en Burgos y su provincia y que recoge la web de la patronal FAE, la última novedad y la más llamativa ha sido la fábrica de Cervezas Virtus, una de las marcas artesanales locales más reconocidas y que más éxito ha tenido en los últimos años de moda de este producto. Sus impulsores, Alfonso Moreno e Ignacio Millán, aseguran que el negocio sigue «funcionando», pero entienden que personal y profesionalmente han llegado a su final de etapa.
Su idea, que esperan hacer realidad en los próximos meses, es traspasar su pequeña fábrica de Villalonquéjar incluyendo no solo toda la maquinaria necesaria para elaborar la cerveza, sino los conocimientos para hacerlo, que no son pocos. «No nos importa estar un tiempo acompañando a los que nos tomen el testigo para que aprendan de una actividad muy bonita, pero que tiene su complejidad».
La oferta, según se recoge en la web de la Oficina de Transferencia de Negocios y confirman los propios interesados, pasa por la adquisición de todo el equipo industrial, que valoran en 95.000 euros, instalado en dos naves nido de la calle Merindad de Montija.
Es un obrador para elaborar hasta 8.000 litros mensuales de cerveza, que incluye los equipos de cocción y el brasero, los tanques de fermentación y maduración y una embotelladora/envasadora que permitió dar el salto a la fabricación isobárica y supuso el mayor desembolso de estos emprendedores.
«Fue el mejor momento, la compra de la embotelladora, porque significó que el negocio funcionaba y lo sigue haciendo hoy en día», recuerdan Alfonso e Ignacio, que aseguran que han decidido dar prioridad a sus familias y tomarse un tiempo para emprender otros caminos. «La cerveza artesanal -añaden- exige mucho tiempo, especialmente durante los meses de verano. Si durante la semana te dedicas a tareas de elaboración y venta, los fines de semana tienes que acudir a las ferias».
La marca creada por estos dos burgaleses se ha vendido en toda España, incluso llegó a comercializarse en China y la República Dominicana. Hubo planes para entrar en Brasil y en el Reino Unido, pero la pandemia rompió esa dinámica exportadora y fue, sin duda, el momento más duro de sobrellevar, pues se perdieron muchos clientes.
El acceso a la hostelería tampoco es fácil para las artesanales, pues las grandes compañías cerveceras blindan sus contratos con bares, cafeterías y restaurantes.
Sin descuidar la comercialización de la marca propia, Cervezas Virtus descubrió un nicho de negocio en la fabricación de cervezas artesanas para terceros, aplicando las fórmulas que los clientes querían o desarrollando sabores y texturas nuevas en colaboración.
«Decidimos que, sin prisa, pero sin pausa, queríamos ceder esta actividad y hasta aquí hemos llegado. Incluso nos han propuesto elaborar kombucha, el té fermentado que está poniendo de moda ahora, pero hemos cerrado una etapa».