Vídeo: Sara Ortiz
Las primeras consecuencias del segundo confinamiento de la capital burgalesa se dejaron notar desde primera hora de la mañana. El intenso tráfico en la salida de la BU-11 desde la plaza del Rey, donde se estableció el control policial de acceso, desembocó en un monumental atasco (ver vídeo adjunto) que retrasó cerca de una hora el arranque de la actividad en algunas compañías. Empresarios y trabajadores pusieron el grito en el cielo por este pequeño caos que, temen, se repita durante los próximos trece días. Ni la Subdelegación del Gobierno ni el Ayuntamiento tienen pensado bajar el pistón a la hora de velar por el cumplimiento de las restricciones impuestas por la Junta. Eso sí, el cierre ya se ha dejado notar a nivel económico y el sector hostelero ha tenido que tachar las primeras reservas.
Los principales problemas de circulación en la ciudad se concentraron entre las siete y las ocho y media de la mañana. Una larga caravana cubrió los tres carriles de la autovía de ronda desde la avenida de Cantabria y los vehículos que se dirigían al nudo Landa y el alto de La Varga estuvieron atascados 45 minutos. Según fuentes del área de Tráfico del Ayuntamiento de Burgos, la situación se subsanó poco después de las nueve y no se volvieron a registrar incidencias notables.
Las quejas por los retrasos no alteran a las autoridades, que mantendrán los férreos controles en los accesos a la ciudad. La Subdelegación del Gobierno recordó que solo podrán entrar y salir las personas que tengan justificación, por lo que cerró la puerta nuevamente a la entrada de vecinos del alfoz. Por su parte, la concejala de Seguridad Ciudadana, Blanca Carpintero, defendió que «en la situación en la que estamos, es necesario ser muy rigurosos y hacer las cosas bien».
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