El asesino de Andrea vuelve al lugar del crimen

F.L.D. / Burgos
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La Policía Nacional ha trasladado a Jaime Vélez al piso de la carretera de Poza 18B donde confesó haber cometido los hechos

Efectivos de la Policía Nacional han trasladado a última hora de esta mañana a Jaime Vélez, el asesino confeso de Andrea Bejarano, a la vivienda común de Burgos donde supuestamente mató y escondió su cadáver durante horas antes de deshacerse de él en un paraje de Salinillas de Bureba. 

La Brigada de Policía Judicial y la UPR han llevado a cabo un amplio dispositivo en el número 18B de la carretera Poza. El vehículo en el que viajaba Jaime Vélez ha entrado por el garaje de la vivienda en un vehículo sin rotular. También ha accedido un furgón de la Policía Científica. 

Los investigadores siguen recogiendo pruebas y evidencias que ayuden a conocer más detalles del crimen machista cometido en este mismo inmueble en el que se ha llevado a cabo el registro. 

Imagen de la llegada de Jaime Vélez a la vivienda en la que, según su confesión, cometió el crimen.Imagen de la llegada de Jaime Vélez a la vivienda en la que, según su confesión, cometió el crimen. - Foto: Patricia

Cabe recordar que, tras muchas horas de cuestiones que no explicaba con claridad, Jaime Vélez terminó reconociendo el asesinato la medianoche del martes al miércoles. Según contó a la Policía Nacional, después de estrangular a su expareja con una prenda de ropa, ocultó su cadáver, recogió al hijo que tenían en común de una actividad religiosa, pasó el día con él y por la noche lo dejó solo en casa para deshacerse del cuerpo en un paraje boscoso de Salinillas de Bureba. Hasta allí condujo de madrugada a los agentes que llevan el caso y que ahora tratan de recabar todos los detalles que puedan determinar si hubo "una premeditación y una alevosía", ya que son elementos claves en el código penal.

Violento, posesivo y sospechoso desde el primer minuto. Antes de conocer la terrible noticia, la familia y amigos de Andrea Bejarano sospecharon desde el primer minuto de Jaime Vélez, de 42 años y mecánico militar en la base de Castrillo del Val. Y ya no sólo porque tardara tanto en denunciar la supuesta desaparición 'voluntaria' de la joven trabajadora del Servicio de Microbiología del HUBU. Ni tampoco porque las explicaciones que ofrecía fueran tan extrañas. Los allegados de esta nueva víctima de violencia machista conocían muy bien las conductas "violentas" de su ya expareja. Porque, aunque aseguran que no terminaba de aceptarlo, llevaban separados más de un año. Y ese fue el detonante, sostienen, de tan atroz desenlace.