Del enfado y cabreo que surgía años atrás tras conocerse la suerte que había corrido la provincia con respecto al anteproyecto de Ley de los Presupuestos Generales del Estado se ha pasado a un sentimiento general de decepción y desánimo. El Gobierno proyecta invertir -otra cosa es la cantidad que finalmente se ejecute- en Burgos a lo largo del próximo 2022 hasta un 19% menos que en 2021, algo más de 100 millones de euros. Esta cantidad, a juicio del tejido empresarial y económico provincial, se queda «muy corta» y supone un nuevo agravio comparativo con otros territorios.

«Burgos sigue siendo una isla olvidada para el Ejecutivo. No se le recompensa su buen hacer durante los momentos más duros de la pandemia (en materia económica) sino que encima se le castiga con un recorte de la partida de inversión», denunció ayer desde la Confederación de Asociaciones Empresariales de Burgos (FAE) Íñigo Llarena.

También en el seno de la Cámara de Comercio el documento cayó como un jarro de agua fría. «El trato con Burgos es descorazonador. Cada Presupuesto parece que está elaborado para impedir la mejora de la provincia en favor de otros territorios», lamentó su presidente, Antonio Méndez Pozo, que exigió «a todos los políticos de todos los colores» que den una explicación transparente de lo que está sucediendo. «Ya está bien de echarse la culpa de unos a otros.Es incomprensible que las inversiones lleguen justo hasta los límites burgaleses», aseveró Méndez Pozo, que recordó que las aportaciones que salen desde Burgos «no se corresponden con lo que recibimos a posteriori».

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