El TAC que sí urge

GADEA G. UBIERNA / Burgos
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Aida Fernández, paciente del HUBU por un cáncer de mama con metástasis, denuncia constantes retrasos en las citas para el escáner que le pide el oncólogo. «Añade una tensión innecesaria», critica

La burgalesa Aida Fernández ha tenido que acudir tres veces a Atención al Paciente para adelantar su último TAC. - Foto: Sara Ibáñez

«Bastante tengo con estar nerviosa por el resultado de mis pruebas como para añadir tensión porque no sé si voy a conseguir que me las hagan a tiempo para la consulta con el oncólogo. Es innecesario», critica Aida Fernández, una burgalesa de 46 años con una dilatada experiencia como paciente oncológica que se confiesa muy cansada de la gestión de las citas para hacerse un TAC en el HUBU. Está tan harta de tener que insistir e insistir para conseguir que le hagan esta prueba diagnóstica a tiempo de la visita en Oncología, que el último percance al respecto ha provocado que decida denunciar públicamente un problema que, sabe, no le afecta solo a ella. De hecho, este periódico lo ha expuesto varias veces y en titulares con tipografía gruesa. Pero, lejos de corregirse, va a peor. Y Fernández plantea alto y claro dos preguntas que se hacen decenas de usuarios del hospital: «¿Por qué si yo vengo, me quejo, me quejo y me quejo, pueden citarme un viernes para el lunes siguiente? ¿Por qué no se hace así desde el principio?».

A Fernández le diagnosticaron en 2007 un linfoma de Hodgkin; un cáncer del sistema linfático que a ella se le originó en el mediastino, entre los pulmones, y que le trataron con quimioterapia y radioterapia. La enfermedad remitió por completo y ella volvió a su trabajo como arquitecta, hasta que en 2018 se notó un bulto en el pecho que, de nuevo, la convirtió en paciente oncológica.

Concluido el proceso, volvió a su día a día con la única particularidad de que los catarros le duraban mucho; algo que ella siempre consideró un daño colateral del linfoma y de la terapia. Pero unos días antes de que se decretara el estado de alarma por la pandemia, en marzo del 2020, su médica de cabecera decidió derivarla a Neumología. Y la conclusión fue, otra vez, que Fernández tenía cáncer. De mama y con metástasis en una vértebra. No tiene cura, pero lo positivo del diagnóstico es que, dentro de los metastásicos, su tipo de cáncer tiene mejor pronóstico y varias opciones terapéuticas.

(Más información, en la edición impresa de este miércoles de Diario de Burgos)