El coche que echó a los huéspedes

R.E.M. / Burgos
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Desalojan el Parador de Lerma por un posible escape de gas que resultó ser de un vehículo eléctrico estropeado

Los bomberos de Lerma y la Guardia Civil revisaron el edificio en busca de una fuga de gas. - Foto: Miguel Ángel de la Cruz

Un posible escape de gas hizo saltar las alarmas en el Parador de Lerma ayer al mediodía. Desde el alojamiento se dio inmediatamente la voz de alarma al detectar un olor extraño en la planta baja y se procedió a desalojar a todos los huéspedes. Ninguna persona resultó herida, pero la incertidumbre se instaló en el emblemático palacio ducal con este suceso. Hasta la zona acudieron los bomberos de la localidad, la Guardia Civil y los profesionales de la compañía eléctrica para investigar lo que había ocurrido.

En el interior del edificio se comprobó el fuerte olor a gas, pero no se encontró ninguna fuga ni nada que pudiera estar estropeado. Después de muchas pruebas y análisis, se planteó la hipótesis de que un coche eléctrico aparcado en el garaje estaba originando toda esta situación. El vehículo se encontraba cargándose y los gases que generaba la batería causaban ese olor.

Para evidenciar que se trataba de este coche eléctrico se desenchufó durante veinte minutos y se cerró todo para ver si dejaba de oler mal, como así sucedió.  En cuanto se averiguó que esta era la razón se llamó al propietario, aunque ayer por la tarde no tenía batería y no consiguieron contactar con él. Pero lo que parece claro es que deberá pasar cuanto antes por el taller.

El olor no llegó a alcanzar la zona superior ni a las habitaciones, pero se mandó salir a todas las personas que se alojaban en el parador por precaución. Algunos huéspedes se quedaron sin poder comer en el local debido a que los hechos ocurrieron alrededor de las tres de la tarde. También el personal que allí trabaja tuvo que dejar sus labores habituales y salir.

Los responsables del alojamiento de la villa ducal que dieron la voz de alarma se empezaron a sentir mal y a tener dolores de cabeza tras inhalar esos gases, pero no fue a más y tampoco necesitaron atención médica. Su rapidez a la hora de avisar resultó clave. Tres horas más tarde se consiguió resolver el misterio y, después de ventilar, se pudo recuperar la normalidad.