Desde que la Policía Local adquirió un radar móvil que sanciona simultáneamente por incumplir los límites de 30 y 50 kilómetros por hora, este aparato se ha convertido en el mejor aliado para intentar descender las velocidades en la ciudad. Las multas se han incrementado considerablemente, pero aún se siguen viendo máximas que duplican las permitidas en áreas urbanas. Solo en el primer trimestre, el veloláser ha 'cazado' a 306 conductores, más de la mitad en las 'vías 30', que siguen siendo un quebradero de cabeza para los conductores.
En el cuerpo municipal tienen la sensación de que el incremento de controles ha generado cierto temor entre los conductores. Porque las multas, en función de las velocidades, pueden llegar a ser considerables. A falta de un análisis más profundo, consideran que esta política está comenzando a dar sus frutos. Pero a la vista está que aún queda mucho camino por recorrer, especialmente en algunas zonas donde incluso se duplican las máximas permitidas.
(Más información sobre este tema y sobre el aumento de atropellos, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)