La zona azul levanta críticas en Miranda. En octubre empezó la nueva gestión, aunque el relevo no vino acompañado de la cacareada rebaja del 15% en las tarifas. Se iban a implantar en enero, pero ocurrió en marzo y tampoco del todo, ya que las bonificaciones para los vehículos menos contaminantes solo se ejecutan a través de las aplicaciones. Ese atraso no es el único inconveniente al que ha tenido que hacer frente la concesionaria, porque los vecinos también se quejan de deficiencias o mal funcionamiento de los nuevos parquímetros, pero tampoco han repintado las líneas degradadas o colocado nuevas señales con la ampliación del horario del servicio de estacionamiento regulado.
Una simple vuelta por el centro sirve para entender lo que ocurre. La mayor crítica viene por el tiempo para obtener el tique. En las nuevas máquinas se tiene que introducir la matrícula, pero posteriormente «hay que esperar mucho a que lo validen y esto es un horror, aunque sí que hay alguna que va un poco más ligera», recalcaba Ezequiel, quien reconocía que con las antiguas este paso resultaba mucho más rápido «porque era apretar el botón y salía». En su caso, trataba de aparcar en la calle Ramón y Cajal y muy cerca de este punto, en el cruce de El Cid con Alfonso VI, Ana intentaba sacar su boleto.
«Esto es muy lento y muy poco claro», manifestaba esta vecina, quien pese a utilizar habitualmente el expendedor admitía que «lo uso todos los días, pero siempre me pasa igual y tengo que repetirlo varias veces». Sobre las tarifas, agradecía la rebaja, aunque en cantidades pequeñas daba más importancia a terminar rápido.
Al margen de este inconveniente, Lorena trataba de pagar en la calle La Estación en uno de los parquímetros antiguos. «No solemos utilizarlo y la verdad es que no lo sabíamos que había cambiado», reconocía. Esto también le ocurrió a Fernando, quien vive en Madrid, y que tardó «un rato en encontrar uno que funcione». Independientemente del dinero, indicaba que «el sistema me parece un poco complicado».
Más allá de la confusión, Katia criticaba el cambio del mínimo que hay que pagar por aparcar, «porque antes podías cinco minutos y ahora son quince, pero yo tengo que hacer un recado corto y me parece abusivo», criticaba. Más allá de esta queja, el nuevo servicio de la zona azul también llega con algunos incumplimiento del pliego. Por ejemplo, los parquímetros debían de estar listos en dos meses, pero tardaron cinco, aún no se han repintado las líneas y en las señales se ha optado por poner pegatinas para la ampliación horaria. El siguiente punto por contrato en el que tienen que actuar afecta al servicio de grúa, ya que tenían seis meses para sumar otro vehículo y el plazo expira en una semana.
La empresa. La empresa del servicio es Vectalia Park y sobre la lentitud de los nuevos parquímetros, reconocen que «estamos trabajando para resolver esta cuestión». Sobre el motivo, aluden a un «tema técnico de nuestro proveedor», aunque admiten que los usuarios tardan «más tiempo del debido en cada operación». Sobre la confusión con los viejos expendedores, afirman que «los hemos dejado dos semanas para asegurar que los nuevos funcionan correctamente, y empezaremos a desmontar esas máquinas en pocos días».