Cuando los partidos se ponen difíciles aparecen los grandes jugadores y Vítor Benite lo es. Lo ha demostrado en muchas ocasiones y ayer lo hizo una vez más. Se echó al Hereda San Pablo a la espalda en el último cuarto y acabó con las esperanzas de un Besiktas que se mantuvo vivo hasta el final agarrado a sus individualidades y a las numerosas pérdidas locales. El brasileño finalizó el choque con 27 puntos, muchos de ellos en momentos decisivos, y el Coliseum le despidió coreando su nombre. Una nueva exhibición del capitán que sostuvo (82-74) al bicampeón de la Champions en su debut europeo.
El conjunto burgalés no mostró la solidez defensiva de la primera parte ante el Andorra, estuvo impreciso y sufrió en algunos tramos del encuentro con el talento individual de los americanos del Besiktas, pero mejoró tras el descanso y terminó llevándose un partido muy igualado gracias al indiscutible talento de Benite.
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