Experiencia vivida y por vivir

B.G.R. / Burgos
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Carlos Hugo Soria ha participado en una estancia para docentes en la Universidad de Buenos Aires. Juan Rámila ya se encuentra en Finlandia, donde continuará el grado de Ingeniería Mecánica

Carlos Hugo Soria (i) y Juan Rámila, en la sede de la Facultad de Humanidades y Comunicación en la que el primero imparte clase. - Foto: Luis López Araico

Generaciones distintas, pero con una misma visión, la del enriquecimiento personal y profesional que supone una estancia en un país extranjero. Juan Rámila se encuentra ya en la localidad finlandesa de Riihimäki, a unos 40 kilómetros de la capital (Helsinki) y donde continuará los estudios de Ingeniería Mecánica que inició en la UBU a través de una beca Erasmus. Carlos Hugo Soria, por su parte, es profesor de la Facultad de Humanidades y Comunicación, y durante el curso pasado participó en una movilidad docente del citado programa con la Universidad de Buenos Aires como destino.
La mayoría de los compañeros de clase de Juan ya ha vivido la experiencia que él acaba de iniciar. De hecho, detrás de los relatos de sus vivencias, siempre favorables, está la razón que le llevó a plantearse hace ahora un año la posibilidad de solicitar una plaza. No acudió con un destino decidido a la reunión informativa que convoca la institución académica para explicar la iniciativa, aunque sí que contaban con ciertas preferencias. «Polonia es a donde quiere ir todo el mundo que estudia Mecánica», reconoce, al tiempo que enumera razones como el coste de vida, la convalidación de asignaturas o su ubicación en el centro de Europa.

Suele ser, como así ocurrió, el primer país en completar las plazas ofertadas y surgieron otras posibilidades como Turquía y Finlandia. Una vez adjudicado este destino, se puso en contacto con otros alumnos que habían estado, valoró ventajas y desventajas y, finalmente, ganaron estas últimas por la riqueza de conocer otra cultura, recorrer países espectaculares, viajar y mejorar su nivel de inglés. No obstante, reconoce que el dinero de la beca «solo es una ayuda que no cubre el coste de la estancia», lo que le ha llevado a trabajar durante el verano para completarla.

Con esas máximas expectativas viajó también en 2004 como erasmus Carlos Hugo Soria cuando era estudiante de la Universidad de Valladolid. En aquel momento, su destino fue la ciudad italiana de Génova y el curso pasado, en su condición de profesor del área de Geografía Humana, pasó una semana en la capital de Argentina para ampliar su formación e impartir clases sobre transporte y territorio.

«Aporta conocer otros modelos de enseñanza y establecer contactos entre compañeros que pueden repercutir en futuras colaboraciones», explica desde la veteranía de haber vivido otras movilidades anteriores en universidades de Francia, Bolivia y Brasil y con la constancia de ser testigo de ese incremento de las solicitudes por parte de los docentes. «Las agencias de acreditación exigen estancias internacionales y valoran la docencia fuera. Desde la UBU se están fomentando y la oferta es cada vez más amplia», afirma.

En su caso, no ha tenido que preocuparse por buscar alojamiento, como sí que ocurre entre el alumnado, al facilitárselo la universidad de destino, además de recibir una bolsa de ayuda económica que varía dependiendo del destino y de la distancia. Prevé que esta no será su última experiencia como profesor en el extranjero y aconseja a Juan que disfrute de su estancia y aproveche su estancia «para conocer a gente local y a erasmus de otros países porque siempre es lo más enriquecedor».