Prisión para los dueños de un perro por maltrato en Burgos

S.F.L. / Oña
-

El juzgado de lo penal número 2 de Burgos declara a un varón «autor responsable» y a su pareja «cómplice» del delito por colocarle una brida en el hocico que le impedía comer y beber, otra en el cuello y abandonarlo en Oña

El cachorro fue abandonado en enero de 2021 y hallado días después en unas obras en Oña. En el momento del rescate presentaba heridas graves. - Foto: Seprona

La pareja propietaria de Mut, un perro al que abandonaron con una brida en el hocico y otra en el cuello en el entorno de los túneles de Oña en enero de 2021, han sido condenados por el juzgado de lo penal número 2 de Burgos a 16 meses de prisión por un delito de maltrato animal. Sobre el varón, O.C.M., ha caído la mayor pena, de 10 meses, al considerarle el «autor criminalmente responsable», mientras que el castigo para su pareja, E.M.C.B., es menor (medio año) al declararla «cómplice».

Los hechos se remontan al 15 de enero de hace tres años, fecha en la que una mujer que acudió a la localidad de visita divisó a la altura del kilómetro 510,500 de la carretera N-232 a un perro mestizo con una brida colocada en la boca y otra en el cuello. Esta intentó cogerlo sin éxito y contactó con la Asociación Nueva Protectora de Animales Abandonados en las Merindades, que organizó la búsqueda. En la sentencia queda constancia de que varios vecinos del municipio «también lo habían visto» en la zona.

Tras varias jornadas de búsqueda, el Seprona localizó el 19 de enero al can en el interior de una obra en la localidad burebana. Presentaba un grave estado de caquexia -pérdida severa de la masa corporal y, consecuentemente, de peso- derivada de no haber podido comer -pesaba 9,9 kilos- marcas de la brida en el hocico y profundas heridas alrededor del cuello con cortes en la piel que se había infectado, generando áreas de necrosis. En el momento del rescate el animal ya se había conseguido quitar la rienda de la boca. Rápidamente fue trasladado a una clínica veterinaria de Medina de Pomar y consiguió sobrevivir a su crítico estado.

A través de la declaración de los condenados y del estudio genético realizado al cachorro y a su progenitora, se acredita que el animal era «hijo de unos perros propiedad de E.M.C.B. de cuyo cuidado se encargaba fundamentalmente O.C.M.». El condenado reconoció en el juicio que «habían tenido una camada de tres cachorros, que uno murió al nacer y los otros dos los regalaron, el abandonado a su suerte en el monte a unos chavales de Bilbao que no conocía de nada». Inicialmente, durante la fase de investigación, el varón mantuvo que se los había «dado al padre de su pareja y que era este quien los regaló a un tercero», una versión que la justicia entendió como «meramente exculpatoria y carente de total credibilidad».

Tras las pesquisas realizadas por la Guardia Civil, también quedó acreditado documentalmente que el autor del delito compró el 13 de enero por la mañana un paquete de bridas idénticas en color, tamaño y numeración a las halladas en el cuerpo del perro en una ferretería de la villa que usó, según su testimonio, para fabricar «una cesta», aunque no aportó una prueba «tan sencilla como es una fotografía» para demostrarlo. Su pareja le esperó en el exterior del local.

Este material, por sí mismo, no es un arma ni objeto peligroso, pero su apertura una vez cerrado es muy difícil si no se corta. Colocar esa brida en el hocico del animal creó una situación peligrosa para su vida al impedirle comer de manera absoluta y dificultarle actividades vitales como la respiración y sudoración. Además de las penas de prisión, el condenado estará inhabilitado para el ejercicio de profesión, oficio o comercio relacionado con animales o para su tenencia durante tres años, y la cómplice un año y ocho meses.

Una familia de acogida procedente del Valle de Mena se ha encargado de los cuidados de Mut, que lamentablemente falleció en julio debido a la picadura de una víbora.