No lo necesita, porque ella es la 'reina que todos aman', pero la salida de Luz Casal en Sonorama Ribera 2024 ha sido toda una declaración de guerra. Por la pistola de agua con la que demuestra haber estudiado muy bien la batalla, y por la promesa de desplegar todo su "poder físico" y el de su banda sobre el escenario. No ha tardado en cumplirla, con un inicio cañero en el que han sonado temas como Hechizado o Que corra el aire.
Elegante, con una chaqueta y camiseta y pantalón corto de lentejuelas a juego, combinado con medias de rejilla, Luz brilla igual como rockera que de romántica, pero se viene arriba con canciones que la empoderan, a ella y a todas, como su No me importa nada, uno de los temas más coreados de la noche y que ella ha dedicado a las mujeres y en especial a la madre que la parió, Matilde Paz.
Después se ha quitado la americana y ha pedido al público que cantara el 'quiero ver el rojo del amanecer, un nuevo día brillará...' una vez, dos y así hasta el infinito, casi. Entre medias, ha pedido que su grito llegue a los responsables de que Aranda tenga un tren cuanto antes, demostrando que está mañana -pese al palizón de viaje- no ha perdido el hilo de la rueda de prensa.
- Foto: Alberto RodrigoTras presentar a su banda -potente para no quedarse atrás con semejante dominadora de la escena- ha lanzado la traca final con Rufino, Grita y un Loca impresionante, que con ese derroche de voz se ha tenido que oír hasta en el despacho de Óscar Puente.
Y de regalo, tras moverse mejor que Tina Turner por el escenario y dar las gracias al público por la atención prestada, se ha despedido con un Piensa en mí tan, pero tan bello, que daban ganas de llorar. Y más de una lagrimilla se ha escapado por ahí.