Toda la provincia tiembla ante lo que puede ocurrir si no llegan bastantes precipitaciones de forma inmediata al campo. «Hace falta un milagro para salvar algunas tierras», afirman Félix Ibáñez y Manolo Cuesta, que desde Arenillas de Riopisuerga muestran el desolador panorama que ofrece el cereal en estos momentos. El menor tamaño y el nulo espesor que posee en estos momentos evidencian lo que está sufriendo la tierra.
Manolo cuenta con hectáreas en el epicentro de Odra-Pisuerga, ya que más allá de Arenillas de Riopisuerga trabaja en otras localidades próximas como Melgar de Fernamental o Villaveta. «Las cebadas están peor que los trigos, pero luego si llueve la cebada recupera mejor», manifiesta. Reconoce que hace falta que lleguen las lluvias urgentemente y de manera abundante para que los agricultores puedan continuar sus labores.
A pie de campo parece ya claro que resultará una de las peores campañas que se recuerdan y ejemplo de ello es que por la cabeza de muchos profesionales circula la idea de no sacar las cosechadoras en caso de que no haya un giro de los acontecimientos. «Miras algunas tierras y ya ves que no van a dar más de 2.000 kilos por hectárea por mucho que empiece a llover a partir de ahora», explica. Calcula que, en comparación con un año normal, ya se puede hablar de unas pérdidas que rondarán alrededor del 30%. Eso sí, habrá que ver qué ocurre durante los próximos días, puesto que empeorará de mantenerse estas condiciones.
«Aquí se queda solo la guía y los hijos se han secado», expresa Félix sobre una de las hectáreas que peor se encuentran en Arenillas. «Se puede recuperar algo, pero debe llover desde hoy. A eso se suma el daño del frío por la noche», sentencia.