Desde nuestros orígenes hemos mirado al cielo y nos hemos hecho grandes preguntas. Entre ellas, de dónde venimos y si estamos solos en el Universo. Las noches estrelladas hacen volar nuestra imaginación y, conscientes de lo pequeños que somos, hemos deseado que hubiera otras vidas fuera de la Tierra, en especial seres inteligentes con los que poder comunicarnos.
El Universo es inimaginablemente grande, y las opciones para que existan seres vivos más allá de este punto azul pálido son muchas y muy variadas. Pero todo lo que sabemos sobre la evolución biológica nos dice que, si hubiera algo, lo esperable es que se tratara de microorganismos, quizá similares o tal vez diferentes a los que han triunfado en la Tierra desde hace 3.800 millones de años. Es muchísimo menos probable la existencia de seres pluricelulares y complejos que hayan desarrollado algún tipo de inteligencia, y que además tengan la tecnología para mandarnos mensajes o incluso viajar hasta aquí. De hecho, los propios humanos no pudimos enviar señales de radio hasta las primeras décadas del siglo XX, aún no somos capaces de realizar excursiones interplanetarias tripuladas, y probablemente jamás podremos salir del Sistema Solar.
En cualquier caso, nada nos impide soñar. Desde hace más de dos mil años diferentes seres extraterrestres viajeros han protagonizado mitos, textos religiosos, obras filosóficas, poemas… y por supuesto novelas o películas de ciencia ficción. En una sección como ésta, en la que las ciencias, las letras y las artes se entrelazan, no podemos dejar de citar a autores como Epicuro de Samos, Tito Lucrecio Caro, Luciano de Samósata, Johannes Kepler, Cyrano de Bergerac, Camille Flammarion, Julio Verne, H. G. Wells, Georges Méliès, Ray Bradbury, Antoine de Saint-Exupéry, Arthur C. Clarke, Isaac Asimov, Carl Sagan, Steven Spielberg o Denis Villeneuve, entre otros.
Pero, más allá de la ciencia y de la ficción, también hay personas que dicen haber visto con sus propios ojos los ingenios voladores con los que supuestamente han llegado a la Tierra los alienígenas. El 'fenómeno ovni' surgió, no por casualidad, en Estados Unidos y durante los albores de la Guerra Fría. El 24 de junio de 1947 el piloto Kenneth A. Arnold declaró haber visto nueve objetos brillantes, con forma de disco plano, desplazándose por el cielo cerca de Mount Rainier (en el estado de Washington). La prensa comenzó a hablar de «platillos volantes» y pronto comenzaron a comunicarse otros avistamientos.
Poco después, el 2 de julio de ese mismo año, un granjero de Roswell (en el estado de Nuevo México) encontró en su rancho unos restos de cartón y papel de aluminio, unidos a varillas de madera con tiras de goma. Se trataba de fragmentos de un globo espía desarrollado en secreto dentro del Proyecto Mogul para vigilar las prácticas nucleares de la URSS, pero el gobierno norteamericano dijo que era una sonda meteorológica convencional. De todos modos, no eran necesarias esas precauciones: el periódico Roswell Daily Record publicó que un platillo volante extraterrestre había caído allí.
A partir de los 'casos Arnold y Roswell', gran variedad de ovnis fue apareciendo no sólo en las descripciones de los supuestos testigos, principalmente en Estados Unidos y Canadá, sino en fotografías desenfocadas y fotomontajes más o menos logrados. El famoso 'Área 51', unas instalaciones militares del estado de Nevada donde se probaban aviones espía como los Lockheed U-2 durante la Guerra Fría, comenzó a verse por los ufólogos (una profesión exitosa desde entonces) y los turistas como el lugar donde el ejército escondía a los extraterrestres y realizaba sus autopsias. Por supuesto, todo ello sin pruebas… pero eso era lo de menos. A España también llegó la moda: no olvidemos el famoso 'caso Ummo' iniciado en 1966, con gran repercusión mediática incluso después de que el supuesto testigo del avistamiento reconociera que había sido un fraude ideado por él.
Pasado el tiempo, pensábamos que desde que todos llevamos en el bolsillo un teléfono móvil con cámara los ovnis habían desaparecido para siempre. Pero a partir 2017 volvieron a ocupar páginas en algunos periódicos, y este verano han protagonizado declaraciones muy sorprendentes en los Congresos de Estados Unidos y México. En el próximo artículo de esta sección comentaremos por qué ha podido ocurrir esto, y conoceremos la opinión de la NASA al respecto. Mientras tanto, no olvidemos mirar al cielo. Estos días, sobre el fondo de estrellas nos acompañan cada noche Júpiter, Saturno y Venus.