El HUBU volvió a incrementar el año pasado el uso del Da Vinci en cuatro de los cinco servicios para las que la cirugía robótica tiene utilidad, pero, sobre todo, en Urología, que ya practica casi siete de cada diez intervenciones de este tipo. De hecho, el año pasado realizó 123 de las 179 operaciones que se hicieron con el robot en todo el hospital, según datos oficiales. Este incremento tiene doble explicación: por una parte, el interés de la dirección y de los especialistas por utilizar más esta tecnología puntera y, por otra, el diagnóstico creciente de tumores urológicos. «Ha aumentado muchísimo el cáncer de vejiga -sobre todo en mujeres- y el cáncer de próstata, del que también operamos ya a pacientes del norte de Palencia y de Soria, además de Aranda y Miranda», explica el jefe de servicio, Emilio Gutiérrez.
La cirugía robótica se implantó en el HUBU a mediados de 2018, con el objetivo inicial de emplearla para extracciones radicales de la próstata motivadas por cáncer. La razón está en que el robot es más preciso -elimina temblores de la mano, el riesgo de cansancio y ejecuta giros imposibles para la muñeca humana- y da más garantías de preservación de los nervios y que el hombre pueda conservar la continencia y la potencia sexual. Así, Urología ha sido siempre el servicio que más la ha utilizado: empezó con dos a la semana y ahora ya programa cinco. Y, si quedan horas libres de robot por suspensiones de Cirugía General, Ginecología u Otorrinolaringología -las otras cuatro especialidades que usan esta tecnología- las aprovecha Urología. «El objetivo es que el robot no esté parado y no lo está. Nosotros hacemos dos los martes y, si podemos, también los jueves», indica.
En este servicio, el Da Vinci ahora también se utiliza también para la extirpación de vejigas (cistectomía, en la jerga), las más de las veces también a causa de un cáncer. «En cuanto alguien sangra un poquitín, operamos y muchas veces son tumores. Y ha aumentado muchísimo en mujeres por el tabaco, cada vez operamos a más», explica Gutiérrez, matizando que la cirugía robótica también se emplea en la especialidad para los estrechamientos del uréter o incluso para algunos de riñón. «Cuatro días a la semana hacemos cirugía robótica fijo y, si podemos, los martes y los jueves, tanto por la mañana como por la tarde», destaca, matizando que todo depende del personal.
Urología es, según información oficial, la especialidad con mayor volumen de tumores de prioridad 1 para operar; algo que Gutiérrez atribuye al aumento de los cánceres de próstata. «Hace muchos años que las mujeres tenéis revisiones ginecológicas, pero los hombres no. Y ahora, con las pruebas de PSA [antígeno prostático] y tal, operamos muchísimo. Y personas de cincuenta años», afirma, antes de añadir que, sin embargo, también detectan alza en el «cáncer de testículos, que antes había pocos y ahora cada vez más, y también en el de pene. En todos, vamos»
Más formación. Urología usa más que otras especialidades el robot porque hay más patologías susceptibles de tratarse de esta forma, pero también porque tiene a más personal formado para manejar el equipo: cinco médicos. Hay que tener en cuenta que a los mandos del robot hay siempre un cirujano y junto al paciente, al menos otro.
En Cirugía General (18 cirugías robóticas en 2023) han pedido formar a más especialistas, así como en Ginecología (31 cirugías robóticas en el 2023) y en Cirugía Pediátrica, que fue un servicio pionero en Castilla y León en intervenciones robóticas, pero el único acreditado para hacerlas se marchó del hospital y no pudieron hacer más. Ahora están acreditando médicos para volver a emplearlo. Por último, en el HUBU lo usa Otorrinolaringología (7 robóticas en 2023).