TecnoAranda amplía plantilla para llegar a su tope productivo

I.M.L. / Aranda
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La empresa integrada en Haizea Wind Group prevé alcanzar los 350 trabajadores de cara a 2024 con la contratación de 60 personas. La planta arandina culminará el año con una inversión de tres millones para incrementar su capacidad

Las grúas con las que cuentan las instalaciones de TecnoAranda son capaces de levantar piezas de más de 120 toneladas de peso en la fase final de su preparación. - Foto: Patricia

La planta de TecnoAranda encara el próximo año con la previsión de alcanzar el tope de su capacidad productiva. Para ello, la empresa integrada en Haizea Wind Group desde 2019, está en proceso de selección de personal para lograr una plantilla de 350 personas, para lo que precisa la incorporación de 60 trabajadores nuevos. De hecho, para poder arrancar 2024 atendiendo al aumento de las necesidades de producción, ya se han incorporado 12 nuevos trabajadores que están en periodo de formación.

La planificación de los responsables de TecnoAranda para el año que viene se centra en alcanzar el 100% de su producción, que supone la fabricación de 1.400 tramos de los pies de las torres eólicas, al tenerla comprometida con los proyectos en marcha de Vestas, que supondrá el 70% de los encargos, y General Electric Vernova el resto. Para ello, este ejercicio se van a invertir en torno a tres millones de euros en las instalaciones, aprovechando que el nivel de trabajo se ha visto reducido a lo largo de 2023.

La inversión principal consiste en la instalación de nuevas grúas para ampliar el volumen de las piezas con las que trabajan. «Ahora mismo podemos levantar piezas de hasta 100 toneladas y llegaremos hasta las 126», puntualiza José Ignacio García, director de TecnoAranda. A ello se suma la apuesta por mejorar la eficiencia energética de las instalaciones y ampliar su producción eléctrica para autoconsumo. «Tenemos instalados 1,2 megavatios de paneles fotovoltaicos que ahora estamos ampliando hasta los dos megavatios», remarca García.

Esta inversión se suma a la mejora continua de las instalaciones, que supuso un gasto de 2,8 millones en 2021 y que, para 2024, se espera que se iguale la inversión a la realizada en 2022, que rondó el millón de euros, de cara a mantener las instalaciones y los procesos productivos lo más actualizados posible y con capacidad para introducir procesos innovadores, como la fabricación de unas velas por succión que se están empezando a probar en grandes barcos. «Las primeras que se colocaron eran de 12 metros de altura, ahora ya se han hecho dos de 17 y tenemos en fabricación tres más, esta vez de 22 metros de alto», explica García la evolución de este proyecto.

De lo que se fabrica en esta planta arandina, el 70% traspasa las fronteras nacionales y se instala en distintos parque eólicos de Europa. «Ahora mismo estamos fabricando torres para Reino Unido y para España», puntualiza el responsable de TecnoAranda el destino de las piezas en las que están trabajando estas semanas en estas instalaciones. Desde que comenzó a funcionar esta planta, se han fabricado en sus instalaciones torres para más de 150 parques eólicos repartidos por todo el continente y, a lo largo de un año, desde aquí se da respuesta a las necesidades de elementos estructurales de 20 parques eólicos distintos.

En la actualidad, la fábrica está al 40% de su capacidad productiva, aprovechando esta reducción de carga de trabajo para llevar a cabo las mejoras que permitan dar respuesta a las necesidades del mercado. «Ya sabíamos que iba a ser un año malo, aún así no hemos reducido personal aunque la media de producción de este año ha sido del 60%», reconoce José Ignacio García, que adelanta que «sí que pensamos que 2024 va a ser mejor y, por eso, estamos aprovechando para preparar la planta para el año que viene, de ahí la inversión y el cambio de grúas, que no se puede hacer cuando estás produciendo».

Las grandes dimensiones de las piezas que salen de esta planta hacen que no se puedan transportar por tren, por lo que la carretera es la única alternativa. «Eso es una desventaja competitiva de cara a la exportación porque encarece los costes del transporte, en comparación con los que tienen un puerto cerca, pero también es una ventaja para el mercado doméstico porque en Castilla y León o Aragón hay muchos proyectos, copando el 30% de nuestra producción», comenta García.