Robots móviles totalmente integrados en una industria de automoción, fachadas modulares dotadas con paneles solares y manómetros inteligentes para cualquier uso industrial. Esto es lo que han creado, respectivamente, Keylan Sistemas de Gestión, Riventi Fachadas Estructurales y Iothing, la mediana, la pequeña y la microempresa burgalesas que ayer recibieron el Premio FAE Innovación 2024.
Son tres ejemplos de que en Burgos hay muy buenas ideas hechas realidad, de que la apuesta por la innovación es capaz de generar riqueza, empleo cualificado y también ilusión, algo también muy importante.
Son 14 ediciones del Premio impulsado desde la patronal, la Fundación Caja de Burgos, la UBU y el Instituto Tecnológico de Castilla y León y en ninguna convocatoria han faltado candidatos para ser premiados.
Castilla y León es la quinta comunidad autónoma con más gasto en I+D+i y Burgos tiene que decir mucho en este esfuerzo. No obstante, estamos muy lejos de lo que se hace en otros países y ese ecosistema que se necesita para que las ideas florezcan, la cooperación entre empresas, universidades, centros de investigación y administraciones no termina de estar bien engrasado.
Si algo dejaron claro ayer los ganadores del Premio FAE Innovación es que se necesita apoyo económico desde un primer momento para impulsar la innovación. En este sentido, reclamaron a las administraciones esa ayuda mucho antes de que el proyecto sea una realidad. Hacen falta años para diseñar y alcanzar una escala comercializable de una idea, muchos más para que esta genere empleo y es en ese proceso de gestación donde los nuevos innovadores piden a la Administración que les crea.
Innovación, recordó Gonzalo López Recio, es «una oportunidad única para Burgos», afirmación que el vicepresidente de FAE basó en la experiencia de los hermanos Antolín y lo que hoy es su brillante multinacional. «Tan importante es innovar como hacer las cosas bien».
Rafael Barbero y José María Vela, de la Fundación Caja de Burgos y del ITCL, coincidieron en que la innovación «está generalizada» en la empresa burgalesa, «pero nunca será suficiente». Es una «cultura» que debe impregnar a toda la sociedad, no solo a las empresas.