En más de una ocasión se ha planteado la posibilidad de cambiar el nombre, o mejor dicho el apellido del pueblo, pero no ha sido hasta ahora cuando ya hay una propuesta en firme de la Corporación municipal que preside Lorenzo Rodríguez, alcalde delPrcal, quien pedirá a los 60 vecinos empadronados en la localidad decidan, por escrito, si Castrillo sigue siendo Matajudíos o pasa a denominarse Mota Judíos o Mota de Judíos.
Ante de tomar esa decisión está previsto convocar a los vecinos a una reunión, será el día 19 de este mes, para que conozca algo más de la historia de la localidad, de la mota (colina) en la que estuvo situada la aljama judía y de la evolución del nombre Matajudíos, aunque existen varias teorías, como señala el alcalde,Lorenzo Rodríguez, quien afirma que «se respetará la decisión de la mayoría, aunque sea solo por un voto».
El arqueólogo Ángel Palomino será el encargado de dar a conocer los resultados de las investigaciones llevadas a cabo en la aljama o judería de Castrillo y de dónde viene el nombre del pueblo. «Castrillo como tal nace en el año 1035, cuando a la muerte de SanchoIII, los de Castrojeriz se levantan en armas contra los emisarios del rey, matan a cinco, y a 66 judíos, y al resto los destierran al barrio de Castrillo, que pasa a conocerse como Mota de los Judíos», apunta el alcalde, quien recuerda que en 1109 se repite la historia y van a Castrillo a matar a judíos. La aljama de Castrillo se recupera y pasa a ser importante como la Burgos, con negocios relacionados con el Camino de Santiago, hasta que el siglo XIV son expulsados. «Fue entonces cuando algún escriba dijo pues ahora nosotros somos los más cristianos y decidió cambiar el nombre (Mota de Judíos) por el de Matajudíos», señala Rodríguez, quien considera importante explicar esta parte de la historia, «nuestras raíces», a los vecinos para que tomen la decisión con conocimiento de causa.
Desde 2009. Hace cuatro años que la Corporación municipal decidió encargar una serie de estudios sobre la mota en la que se asentó la aljama judía, faltan por realizar una serie de catas o excavaciones, además de recopilar documentación en diferentes archivos, «porque lo que queremos es que sea visitable y se convierta en un importante recurso turístico», afirma Rodríguez, que considera que este es un asunto importante para el pueblo y que el resultado de la consulta «no está claro».