Son muchas las empresas burgalesas que han visto en la obligatoriedad de utilizar mascarillas un modelo de negocio para tratar de diversificar sus ingresos. La contracción de los mercados ha provocado que algunas compañías hayan optado por abrir líneas de fabricación de equipos de protección individual, que se han vuelto imprescindibles en el día a día.No obstante, hasta la fecha son muy pocas las que elaboran ellas mismas el tejido para confeccionar los equipos de protección individual.
Es el caso de la firma Molteplas, ubicada en el polígono de Villalonquéjar y cuyos principales clientes son empresas de automoción. Dedicada a la fabricación de todo tipo de piezas por inyección de termoplásticos, ahora tiene una parte de su producción dedicada en dos turnos de lunes a viernes a elaborar el tejido para los EPI. «Cuando planteamos el proyecto lo hicimos ante la falta de mascarillas, pero también sobre la dependencia de China con respecto a los tejidos», explica Ignacio Álvarez, CEO de Mecacontrol, el grupo navarro del que depende la planta de Burgos. Es por ello que han invertido alrededor de 2 millones de euros -1,1 para Villalonquéjar y 900.000 euros en Cascante (Navarra)- para confeccionar 30.000 metros de tejido técnico para EPI y 105.000 mascarillas FFP2 diarias, aunque de momento la producción es de unas 75.000, que salen de las salas blancas completamente acondicionadas para la ocasión. «Se ha ido buscando una línea de negocio para el futuro, con continuidad y sin tener que estar pendientes de terceros», apunta.
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