Basta con asomarse a uno de los pasos superiores que cruzan la Nacional 120 en el entorno de la localidad riojana de Grañón para comprobar que al tramo de la carretera en obras entre Santo Domingo de la Calzada y Villamayor del Río, ya en suelo burgalés, aún le quedan varios meses por acumular fuera de plazo.
Los trabajos continúan en esta fase invernal del calendario, pero lo hacen dispersos en varios focos que anuncian tajo para rato en todos ellos. Pronto se cumplirán cinco años del inicio de una actuación que debería haber finalizado en marzo de 2023 una vez cumplidos los 36 meses de plazo de ejecución programados inicialmente.
Cabe recordar que la UTE adjudicataria solicitó después un modificado alegando falta de préstamos (material) para inyectar en los múltiples terraplenes, desmontes o rellenos. La redacción del mismo por parte de Transportes se demoró, mientras que el proceso de expropiaciones, al afectar a parcelas de dos regiones distintas (La Rioja y Castilla y León) también se dilató .
Tras ese margen de tiempo extra concedido, Burgos se mantiene a la espera de recibir en su territorio a los primeros kilómetros de la A-12. No hay mucha información disponible para hacerse una composición de lugar y vislumbrar la puesta en servicio de los 14,4 kilómetros que acercarán un poco más Burgos y Logroño por autovía. Según los datos aportados por el Gobierno el pasado año para atender a las preguntas planteadas en el Congreso y en el Senado, en la primavera de 2024 se habían certificado 52 de los 93 millones de euros presupuestados para esta actuación y ya en el último trimestre la cifra creció hasta los 63 millones.
Para entonces aún quedaba por ejecutar un tercio de la partida total y hasta el momento el Gobierno ha optado por no concretar públicamente ningún calendario de ejecución. La parte riojana del futuro tramo es la más avanzada del trazado y ya desde verano luce una primera capa de alquitranado en sentido Burgos.
La huella del asfalto se difumina a la altura de los desvíos provisionales de la N-120 en los alrededores de la mencionada Grañón. Esta localidad, limítrofe con Castilla y León, marca el punto de encuentro de unas obras que se abren paso poco a poco hasta la localidad de Redecilla delCamino y su prolongación hasta Castildelgado, ya en Burgos.
Las estructuras al pie de la vieja carretera convencional, algunas ya vandalizadas con pintadas en su base antes de que entren en servicio, aguardan sus futuras conexiones con los pasos elevados y secundarios que completarán este segmento de autovía. Aunque la actividad se deja notar en varios puntos del tramo, el trasiego de camiones entrando y saliendo de la zona de obras es calmado.
Son contadas las excavadoras en acción y las máquinas se salpican en los distintos focos activos a ambos márgenes de la N-120. Y, aunque ya está marcada la senda por la que discurrirá la A-12 en su entrada a la provincia de Burgos, todavía habrá que esperar varios meses para que el asfalto comience a pintar de gris el paisaje.
El tramo entre Santo Domingo de la Calzada y Villamayor del Río será el primero que entre en servicio en la provincia de Burgos, pero después de cinco años de trabajos aún no sabe cuándo llegará el ansiado momento en el que comiencen a transitar los vehículos.
Sin embargo, este tramo no solo deberá responder a las preguntas que afectan al desarrollo de las obras.De forma paralela este segmento aún debe eliminar la sombra de la corrupción que le acompaña, ya que su adjudicación forma parte del llamado 'Caso Koldo'. Cabe recordar que el constructor José Ruz, investigado por la Unidad Central Operativa de la Guardia Civil por el posible pago de comisiones en la etapa de José Luis Ábalos como ministro de Fomento y Transportes, habría pagado 70.000 euros al comisionista de la trama para asumir los trabajos con la UTE formada para la ocasión.
Si aún no se puede vislumbrar un horizonte para ver en servicio el segmento que conectará la provincia castellana con La Rioja, pensar en una conexión completa entre Burgos y Logroño por autovía aún es una utopía.
La situación de los dos tramos centrales es compleja. En pleno proceso de actualización de precios, el segmento que conectará Villamayor del Río y Villafranca Montes de Oca, el primero que discurrirá íntegramente por suelo burgalés a través de 16,6 kilómetros, sufrirá un nuevo retraso sobre la planificación inicial. El Ministerio de Transportes anunció en otoño la segregación del proyecto original en dos partes, aunque no está definido cuál será la distancia de cada uno de ellos.