La dedicación de Marta a su granja de cerdos tiene premio

L.N. / Aranda
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Esta ganadera de Santa Cruz de la Salceda recibe un reconocimiento a nivel nacional por la política de bienestar animal que ha impulsado en su instalación con 2.500 madres de porcino

Marta Gil es la encargada de una granja familiar con 2.500 madres de porcino en bienestar animal en Santa Cruz de la Salceda.

Compromiso y dedicación con el sector porcino. Son las dos cualidades que le han valido a Marta Gil, natural de la localidad ribereña de Santa Cruz de la Salceda, para recibir el premio nacional de Ganadería en Femenino. Trabaja como encargada en una granja familiar con 2.500 madres de porcino y, como ella misma reconoce, se trata de un proyecto realizado con mucha ilusión. Del reconocimiento que le otorga la empresa Zoetis, que opera a escala mundial en salud animal, se queda con la visibilidad que imprime a la mujer en la ganadería y en el entorno rural. "Es muy positivo", aplaude, consciente de que hacen falta referentes que actúen de ejemplo y "animen a más mujeres a dedicarse a este sector".

En su caso, lo mamó desde bien pequeña. Sus padres tenían una granja y, como recuerda, cuando era niña solía ir "a dar una vuelta". Tras un tiempo fuera de su tierra, regresó en 2017. Cuenta que su hermano le planteó construir una nueva granja y se pusieron manos a la obra. El proceso ha sido largo. Entre diseñar el proyecto, recibir el visto bueno, luego irrumpió la pandemia y pararon por la incertidumbre que había. Una vez despejados los nubarrones, comenzó la construcción de la granja, que abrieron en febrero de este año y que ha generado una docena de empleos.

Gil ha apostado por un sistema basado en el bienestar animal porque "es hacia donde se encamina todo". Trabajan con un modelo de inseminación y suelta, manteniendo a las cerdas en jaula solo durante el periodo de cubrición. Tras la suelta, van a parques de gestación en grupos grandes, donde "tienen mucho espacio" y la alimentación está individualizada mediante chips electrónicos. Además, las naves de partes se han diseñado con el modelo de paridera libre.

Compromiso también con sus raíces. La granja ha permitido que un par de empleados se asienten en Santa Cruz de la Salceda. "Hay que emprender en nuestros pueblos. Si no, morirán", concluye Gil.