Los vecinos más cercanos al colegio San Roque de Pradoluengo ya no oyen cantar al gallo. Y los niños, que cada mañana se acercaban al gallinero antes de subir a clase y que en el recreo alimentaban a las aves, se sumieron el lunes en una gran tristeza cuando al regresar del largo puente de la Virgen del Pilar se enteraron de la desaparición de una de sus dos gallinas y de la muerte del gallo. El enfado fue mayor al saber que no había sido por causas naturales sino que alguien había entrado en el patio del colegio y cometido un acto «cruel» con el macho al quitarle la vida.
Toda la comunidad educativa del centro se ha mostrado consternada, desde los alumnos hasta la dirección, profesorado y la Asociación de Padres y Madres. De hecho, han emitido un escrito para dar a conocer y condenar el suceso con el que se ha querido trunca el proyecto piloto Gallina Solidaria que el colegio puso en marcha el curso pasado. El objetivo de esta iniciativa rural era incorporar el gallinero a su programación didáctica para abordar objetivos de desarrollo sostenible, trabajar la transversalidad con las aves en todas las asignaturas y ayudar a la recuperación de la gallina castellana, en colaboración con Huerteco. Así, alumnos, profesores y familiares construyeron y decoraron un corral en el patio, y se instaló una incubadora donde los huevos permanecieron 21 días y de donde salieron los 35 pollitos que junto a las gallinas y el gallo formaron el corral.
El suceso, según cuenta Belén Zamanillo, directora del colegio, tuvo que producirse en la noche del jueves al viernes. Fue este día cuando un empleado municipal acudió por la mañana a abrir el centro para que pudieran entrar los operarios que iban a limpiar los cristales aprovechando los días no lectivos. Fue el primero quien se encontró el gallo muerto junto a las escaleras de acceso al colegio. También faltaba una de las dos gallinas.
Inicialmente, explica la directora, se pensó que podía haber sido obra de algún animal que hubiera entrada de noche, pero se ha descartado esta hipótesis porque el gallo parece que murió de un golpe y no tenía ni mordeduras ni otros desgarros en el cuerpo, por lo que todo apunta a que ha sido una o varias personas las que mataron al animal y posiblemente se llevaron a la gallina. Además, el gallinero estaba abierto y deslizada la pequeña valla de acceso, así como desenchufado el cable, ya que el gallinero está domotizado y enganchado a la corriente eléctrica del colegio.
En todo caso, la directora confirma que no han presentado denuncia a la Guardia Civil, aunque sí han puesto el hecho en conocimiento del Ayuntamiento y de Agalsa, grupo de acción local promotor del proyecto, en el que también colabora Sodebur.
En el escrito se manifiesta «no entender la razón y la lógica, porque no la hay, solo vemos crueldad y maldad en este tipo de violencia gratuita». También se ruega a los vecinos que si alguien se siente molesto por el canto del gallo, el olor o el sonido lo haga saber al colegio para adoptar las medidas oportunas. En todo caso, el proyecto va a seguir adelante, subraya Zamanillo. De hecho, una de las profesoras que en verano se quedó con algunos polluelos, ya ha llevado al cole dos que resultaron ser hembras, y en breve otra familia también 'devolverá' un gallo con el que se había quedado en vacaciones. «Esperamos que con el esfuerzo de todos podemos ver poner huevos a nuestras nuevas gallinas y ver crecer nuestro gallinero», se lee en el escrito, donde también se quiere resaltar que «con ese acto se ha echado atrás el esfuerzo, la dedicación y el aprendizaje de los niños». Pero dejan claro que ni estos, ni los padres, ni los profesores se van a dar por vencidos.