«Quiero destruir al tipo que tengo enfrente, no temo a nadie»

CARMELO PALACIOS / Burgos
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ENTREVISTA | Roberts Stumbris se ha convertido en una de las grandes sorpresas del Silbö San Pablo. Llegó a Burgos en verano sin la vitola de estrella, pero el ala-pívot letón se ha metido a técnico, compañeros y afición en el bolsillo por su nivel

Roberts Stumbris, ala-pívot del San Pablo Burgos. - Foto: Luis López Araico

Roberts Stumbris se ha convertido en una de las grandes sorpresas del Silbö San Pablo. Llegó a Burgos a finales de verano sin la vitola de estrella de otros jugadores de la plantilla, pero el ala-pívot letón se ha metido a su entrenador, a sus compañeros y a su afición en el bolsillo con su magnífico rendimiento. No es casualidad que Bruno Savignani le esté dando protagonismo en momentos importantes porque la energía que desprende contagia a todos. Esa fiereza que transmite  sobre el parqué se transforma en calma y reflexión en las distancias cortas. Antes de viajar a Alicante y después de unos días de descanso, en los que aprovechó para viajar a Mallorca, se sienta con Diario de Burgos para repasar una temporada que lleva camino de ser histórica.

¿Le ha sentado bien el parón de selecciones o hubiera preferido seguir jugando para no frenar la inercia ganadora?
Este equipo tiene que demostrar que es capaz de ganar sin importar si hay un parón o si faltan jugadores... Tenemos una mentalidad ganadora y no valen las excusas. Dicho esto, todo el mundo necesita  un poco de descanso y ahora ya estamos preparados para los siguientes duelos. Hemos entrenado duro estas semanas, pero no piensas tanto y ayuda a descansar la mente.

Es su primera experiencia en España y parece haber encajado a la perfección, pero... ¿le costó la adaptación?
(Piensa) Los dos primeros meses fueron algo más duros porque cada año tienes un rol diferente dependiendo del equipo en el que estás y esta es la primera vez en mi vida que tengo este rol. Necesité algo más de tiempo para demostrar a mis entrenadores, a mis compañeros y a la afición el jugador que puedo llegar a ser. Poco a poco he empezado a demostrar de lo que soy capaz. Me llevó tiempo, pero estoy contento de haberlo logrado.

Roberts Stumbris, ala-pívot del San Pablo Burgos.Roberts Stumbris, ala-pívot del San Pablo Burgos. - Foto: Luis López Araico

Bruno Savignani es uno de los mejores entrenadores que he tenido. Para él no hay intocables, no importa quién seas»

¿Por qué eligió unirse al proyecto del San Pablo?
Me uní al equipo en septiembre. Creo que llegué a Burgos el día 8. Estuve esperando la oportunidad perfecta y, cuando vi la oferta del San Pablo, hablé con Bruno (Savignani), me convenció de venir y aquí estoy. 

¿Qué le dijo para seducirle?
Me explicó el tipo de juego que íbamos a practicar, pero la verdad es que no siempre te puedes fiar de lo que te cuenten los entrenadores y te lo digo yo que llevo 13 o 14 años como profesional (ríe). Sin embargo, lo que Bruno me comentó es la forma exacta en la que jugamos al baloncesto y estoy feliz de estar aquí.

¿Sabía algo del club antes de venir?
Sí, por supuesto. Es un club que ha tenido mucho éxito en la Basketball Champions League y yo jugué esa competición. De hecho, me sorprendió que estuviera fuera de la ACB, al igual que el Andorra. Eso demuestra lo fuerte que es la liga española.

Los que se han sorprendido con mi rendimiento es porque no me conocían»

Cuando firmó por el San Pablo, ya se sabía que Dani Díez, que juega en su posición, era la estrella del proyecto, ¿se esperaba gozar de tanto protagonismo teniendo en cuenta la competencia?
Sí, por supuesto, yo ya lo sabía y no me importaba. Toda la vida he tenido que luchar por mis minutos y he tenido que pelear por mis jugadas. Sabía que iba a mostrar mi mejor juego aquí y Bruno sabe cómo usarnos a Dani y a mí. No estaba preocupado por ello.

La mayor parte de la afición burgalesa no le conocía y ahora está encantada con su rendimiento, ¿se ha sorprendido también usted a sí mismo? 
Si ellos están sorprendidos es porque no me conocían, pero si me conoces no deberías estar sorprendido. He jugado en diferentes ligas y yo sé de lo que soy capaz. Aquí somos 12 jugadores que serían titulares en cualquier equipo de la liga y cada uno tiene su rol. A veces es difícil mostrar todo tu potencial y no creo que se haya visto todavía mi mejor partido, pero en los entrenamientos ves que todos los jugadores son buenos y que cada uno puede aparecer un día.

Todos tenemos un ego y es normal, pero eso no puede romper la química del equipo»

¿Diría que es esa la clave del éxito hasta ahora? 
Es una de las claves. Es importante aceptar tu rol, pero eso no quita para tratar de ser la mejor versión de ti. Gonzalo (Corbalán) es el más regular porque está jugando de forma increíble, pero cada vez puede salir uno a marcar la diferente, ya sea en defensa o en ataque. Por ejemplo, Fischer anotó 6 puntos contra el Palencia y para mí fue el 'MVP'. Puso tapones clave, reboteó e hizo defensas importantísimas. No piensen en las estadísticas porque aquí no jugamos así. Se trata de mostrar lo mejor de ti y pensar en el equipo. Bruno es uno de los mejores entrenadores que he tenido en mi carrera y la razón es que no tiene intocables. Si la cagas, te quita de la pista sin importar quién eres. No es importante quién eres. Si haces todo lo que puedes y ayudas al equipo, te va a dar minutos. Soy un ejemplo de eso. Su confianza se ha construido a lo largo de la temporada, igual al principio no confiaba tanto, pero después del parón algo cambió y lo sentí.

Tiene mucha incidencia defensiva en el equipo, pero Savignani también le da la libertad para tirar... 
Sí, si tú ves otras temporadas mías eso es lo que hago, tiro de todos los lados, pero este año siento que tengo que jugar mejor defensivamente y creo que lo estoy haciendo.

Habla de repartir protagonismo entre 12 jugadores muy buenos, ¿qué pasa con los egos que siempre hay en los vestuarios? 
Todos tenemos un ego y es normal, pero lo importante es no fastidiar la química del equipo por tu ego. Me parece bien que quieras ser mejor, pero no puedes cruzar esa línea. Nosotros lo hemos hecho y puedo decir que es uno de los mejores grupos en los que he estado. Estoy encantado con cada compañero. En el vestuario se pueden hablar cosas divertidas y también cosas serias. Hay que reconocer que ganar siempre ayuda.

La afición es increíble. A veces lo hablo con mi novia: 'nunca te acostumbres a esto y disfruta de cada momento'»

¿Cómo es eso de ganar tanto? 
(Sonríe) Siempre es bueno. Cada vez que ganas un partido, ganas confianza. Diría que tenemos mucha confianza en nosotros mismos, pero el cuerpo técnico nos mantiene humildes, con los pies en el suelo. Hace un buen trabajo en ese sentido.

¿Había vivido una racha así en su trayectoria deportiva? 
Cuando estaba en Letonia jugaba en el mejor equipo y ganábamos todos los partidos, pero también participábamos en la liga rusa y ahí había equipos de Euroliga. Hubo momentos en los que nos demostraron que no éramos tan buenos, así que sí, es la primera vez en mi vida que ganamos todo y tenemos que seguir así.

De los 13 partidos que quedan por delante, ¿cuál le da más miedo? 
Yo no tengo miedo a nadie. No creo que este equipo tema a nadie. Para mí no hay diferencia contra quien juego, yo juego igual. Quiero destruir al tipo que tengo enfrente ya sea de Morón o de Estudiantes.

Hablando del Estudiantes, ¿cree que les seguirá el ritmo hasta el final o será Fuenlabrada el rival a batir? 
No me importa, de verdad. Solo pienso en nuestro equipo y eso es lo importante. 

¿El partido que más temo de los que quedan? Yo no tengo miedo a nadie»

¿Cómo de cerca se ve el ascenso directo a la ACB en el vestuario? 
No pensamos más allá del siguiente partido ni el futuro. Quedan 13 partidos y tenemos que ir paso a paso.

Más allá de la liga, que es lo fundamental, se llevaron la Copa España, ¿qué significó el título para la plantilla?
Al principio nadie quería jugarlo porque compites contra algunos equipos de tercera y pierdes un poco el foco, la concentración, pero según vas avanzando y nos presentamos en la Final Four de Burgos, ya ves el trofeo al final de túnel y lo quieres. Vi a la gente emocionada y la verdad que fue increíble. Lo vivimos como un premio al buen trabajo hasta mitad de la temporada. Además, ganamos de 30 puntos y mostramos quiénes somos. Todos disfrutamos del momento.

Ese día se vivió una sintonía muy bonita con la grada, ¿qué le parece el apoyo de la afición burgalesa? 
Es increíble. Los amo. A veces hablo con mi novia que lo vive desde la grada: 'nunca te acostumbres a esto, disfruta de cada momento'. A ella le encanta la emoción, el ritual... es increíble. Es la mejor afición para la que he jugado en un club de baloncesto.

Cambió la lucha por el baloncesto

Saldus es una pequeña localidad del este de Letonia con apenas 9.000 habitantes. Allí nació Roberts Stumbris hace 31 años y allí comenzó a dar sus primeros pasos en el baloncesto. Nadie en su familia lo había practicado antes y él entró en el mundo del deporte por medio de la lucha, que consiste en derribar al oponente mediante llaves.

Después, cambió totalmente de registro y se centró en la pelota naranja. A los 15 años ya soñaba con ser profesional, pero no fue hasta los 17 cuando se dio cuenta de que realmente podía conseguirlo. Apostó por quedarse en su país en vez de probar suerte en Estados Unidos y fue creciendo hasta hacerse un hueco en el panorama nacional letón.

«Parece fácil llegar, pero no lo es. De los que jugaron conmigo en júnior,  igual hay uno profesional», cuenta Stumbris. Ya en la élite, compitió en Letonia, Estonia, Italia, Islandia, Polonia y Países Bajos hasta que el pasado verano llegó a España.