La coordinadora del centro de salud Miranda Este admite que el espacio sanitario atraviesa un buen momento. Beatriz Puente Solana reconoce que «se ha pasado muy mal, porque llegamos a ser cinco de trece médicos», aunque ahora la responsable indica que tienen cubiertas doce de sus trece plazas. «Queda una vacante que esperaremos cubrir en la próxima oposición», afirma. Aun así, pese a que la situación ha mejorado, la población que atiende este centro de salud crece, «por la propia evolución de la ciudad», lo que eleva la cifra total de 18.530 tarjetas sanitarias. Eso hace que de media cada cupo «cuente con 1.400 o 1500 personas, pero hay algunos más altos», recalca, al tiempo que asume que «tenemos una limitación de 35 pacientes al día que es difícil que podamos cumplir».
El reparto entre el Este y el Oeste, «depende de a qué lado de la calle El Cid estén empadronados», apunta la coordinadora, quien asume que a futuro resulta complicado sumar nuevas plazas, ya que «es difícil que haya más médicos, porque es que tampoco hay». Al margen de la limitación de consulta por día, la responsable detalla que la cita se debería de dar cada 48 horas, aunque no siempre se puede garantizar y «yo por ejemplo que tengo un cupo grande ahora doy a cuatro días», admite la médica. Pese a que hay cosas por mejorar, aún tienen muy presente la dificultad para incorporar profesionales y Puente aclara que una de las soluciones estuvo «en los extracomunitarios, de los que tenemos cuatro, que son especialistas, formados y perfectamente válidos», sostiene.
Más allá de los problemas que continúan, ensalza «el buen ambiente» del centro, aunque tienen a la vista «la oposición en la que han salido cinco plazas». La coordinadora puntualiza que al tener que incorporar a muchos interinos, «somos pocos con la plaza en propiedad», aunque tampoco espera perder médicos en el proceso y menos con jubilaciones «porque somos una plantilla joven», puntualiza.
Las bajas por edad se dieron sobre todo tras la pandemia, lo que empeoró la situación del Miranda Este. De aquel momento, todavía conserva la gestión compartida a la demanda, que se basa en un enfermero que «se dedica solo a triar de acuerdo a unos protocolos», recuerda la facultativa sobre una figura que «funciona muy bien», pero de la que además ensalza que «funciona para educar al paciente porque estamos acostumbrados después del covid a tener mocos e ir al centro de salud».
En este año al frente, Puente también ha realizado cambios internos, como unificar el cupo rural, que antes se repartía en dos falcultativos. Ahora hay una profesional encargada, lo que ha permitido tomar medidas como abrir el consultorio de Suzana.