Los resultados lo curan todo. Mientras se sumen puntos al casillero, la tranquilidad reina en todos clubes y el Mirandés es, a día de hoy, una balsa de aceite después del esperanzador inicio liguero. La incertidumbre que había en torno al proyecto durante la pretemporada por la falta de efectivos se ha disipado de un plumazo tras los seis puntos cosechados por los rojillos en las cuatro primeras jornadas. Así es el fútbol.
El escenario que vivió el Mirandés durante la preparación fue grotesco porque las semanas avanzaban y el debut oficial se aproximaba sin que llegaran refuerzos. Alessio Lisci, entrenador rojillo, se vio obligado a realizar la mayor parte de la pretemporada con jóvenes del filial porque apenas tenía efectivos del primer equipo. De esa manera, le resultó muy difícil implantar su filosofía, sobre todo en la parcela ofensiva, ya que los efectivos con los que contaba en julio e incluso a principios de agosto no eran los que más tarde iban a jugarse el tipo a la hora de la verdad. El escenario era tan surrealista que incluso tuvo que suspender un amistoso porque no tenía gente y el propio técnico italiano reconoció que no habían hecho una pretemporada como tal.
A pesar de ese inusual escenario y de no haber ganado ni un solo amistoso, el Mirandés se presentó en el estreno liguero y fue capaz de cosechar una victoria (1-0) ante el Córdoba. Después, encadenó tres empates -hubo partidos que mereció más- ante el Málaga (1-1), Real Zaragoza (0-0) y Racing de Ferrol. Esos resultados le permiten estar en una cómoda novena posición con seis puntos en su casillero y, además, le convierten en uno de los seis conjuntos que todavía no saben lo que es perder en la Liga Hypermotion.
La defensa es la base en la que se está cimentando este buen comienzo rojillo. No hay que olvidar que los pocos jugadores con los que contaba Lisci desde el principio eran todos de un perfil defensivo y el entrenador transalpino se centró en plantear un buen entramado en la retaguardia para ir creciendo a partir de ahí. Esa buena labor queda reflejada en la estadística, pues es el equipo que menos tantos ha encajado junto con el Real Zaragoza, líder de la competición. Tan solo el Málaga fue capaz de perforar la portería burgalesa tras un error defensivo.
A partir de esa fiabilidad en la retaguardia, el Mirandés aspira a seguir dando pasos hacia adelante en la faceta ofensiva, donde todavía le queda trabajo por hacer. Es más, es uno de los equipos que menos tantos ha marcado -solo dos- en las cuatro primeras jornadas. La buena noticia para Lisci es que los puntos le están dando la oportunidad de seguir creciendo en esa y otras parcelas y le está permitiendo trabajar con la tranquilidad que siempre traen consigo los resultados.