La renovación progresiva del alumbrado público por luminarias de tecnología led para lograr un consumo energético más eficiente y reducir la factura a las arcas municipales se ha encontrado con un buen número de quejas de vecinos de diferentes zonas de la ciudad y también de algunos comercios. Hasta el Servicio de Información y Atención Ciudadana 010 han llegado reclamaciones de las calles Islas Baleares, Clara Campoamor (Barriada Inmaculada), Benito Pérez Galdós, Sagrada Familia, José María de la Puente, parque Sagrada Familia o Trujillo y Mérida (San Cristóbal), entre otras.
Los afectados denuncian que hay una menor intensidad de luz y que el hecho de sea unidireccional provoca enormes sombras alrededor, lo que da una mayor sensación de inseguridad. Otras de las quejas es que luz está orientada hacia la calzada en lugar de hacia la acera. Este último extremo sucede en los casos de las calles Benito Gutiérrez, en un lateral del Palacio de Justicia, o en el Crucero de San Julián. «Tenemos que ir por la calzada en lugar de por la acera. Los vecinos están muy descontentos», se queja Magdalena Aguilar, representante del barrio en el Distrito Sur.
También hubo quejas en este sentido en varias calles de San Cristóbal, donde el haz de luz se dirigía hacia los jardines en lugar de a la zona peatonal pero fueron tantas las llamadas vecinales que se pidió a la empresa que lo corrigiera.
La zona más céntrica de la ciudad tampoco se escapa al descontento por el cambio. La oscuridad se ha apoderado de algunos espacios del paseo de la Audiencia y también de los más cercanos al río. La iluminación de algunos establecimientos 'compensa' el déficit de luz, pero cuanto estos echan el cierre solo quedan sombras. Los árboles tampoco ayudan, dado que en algunas ocasiones sus ramas y hojas tapan las farolas. Lo mismo sucede en el emblemático paseo del Espolón. Las luminarias están a unos metros de las fachadas de los edificios, de modo que solo iluminan el suelo cercano y los propietarios de los negocios no ven ni la cerradura para abrir la puerta. «Es un horror tanto a primera hora de la mañana como por la noche. Me da mucha pena ver así el Espolón parece que entras en la boca del lobo. No puedes dejar una ciudad a oscuras», asegura Pilar Canales, propietaria de la Librería Espolón.
Un cambio imparable. El concejal de Ingeniería Industrial, José Antonio López, asegura que se han atendido todas las quejas y se han tenido en cuenta las razonables. También avanza que no se dudará en reforzar las zonas que se consideren deficientes. «Con el cambio de 15.000 luminarias a led se persigue que la iluminación sea de las aceras, no de las fachadas y hacer un uso racional del alumbrado público. No se puede despilfarrar», indicó.
La gerente de la Asociación de Comerciantes Centro Burgos, Belén Marticorena, reclama que los técnicos municipales revisen las zonas en las que la iluminación es menor. «La luces led han llegado para quedarse, pero hay que incidir en las zonas peor iluminadas cuando se cierran los comercios y la hostelería y, sobre todo, en los cambios de estación en los que hay un desfase de quince o veinte minutos hasta que se encienden las farolas en los que no se ve nada».