Y los jóvenes se quedaron con más ganas de fiesta en Sarracín

B.G.R. / Burgos
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La celebración de Sarracín congregó a 2.500 universitarios, 1.500 menos de los esperados. La normalidad protagonizó la jornada, que cumplió con el horario (de 12 a 20 horas). Los organizadores ya piensan en una próxima edición

Macrofiesta juvenil en la localidad burgalesa de Sarracín. - Foto: Valdivielso

Hay que remontarse al año 2016 para recordar la última fiesta universitaria celebrada en Burgos en un espacio abierto. Fue en una explanada del campus de San Amaro, organizada por los propios alumnos de la UBU y que atrajo a más de 2.500 personas. Desde entonces, las trabas de las administraciones han impedido repetir el evento, desplazando las miradas de los jóvenes a citas más multitudinarias como la Nochevieja de Salamanca o la ITA de Palencia, que precisamente el pasado viernes congregó a 10.000 alumnos. Este año la situación ha cambiado y ha sido la empresa Oxo Events, con sede en Santander, la que ha elegido un espacio privado de la cercana localidad de Sarracín para revivir ayer ese espíritu estudiantil en un evento que se quedó por debajo del aforo al congregar a 2.500 asistentes de los 4.000 inicialmente previsto, debido, según sus promotores, a anulaciones motivadas por el cambio de fecha, ya que se iba a desarrollar el 27 de abril y tuvo que posponerse por la meteorología. 

La fiesta, bautizada como La gran reunión universitaria, comenzó a las 12 horas con la llegada de los primeros autobuses que partieron de la plaza de Santa Teresa en el caso de los que trasladaban a jóvenes de la capital burgalesa, cuya presencia fue mayoritaria en el recinto de 15.000 metros cuadrados cedido por un vecino y habilitado para la ocasión. Se instalaron barras, una gastroneta, una gran escenario para los artistas (DJ), zona de producción, backstage, espacio sanitario, baños, seguridad y demás servicios para que todo transcurriera con la mayor normalidad.

Ante la elevada cifra de asistentes, el Ayuntamiento abrió unas eras de aparcamiento de coches, si bien el alcalde de Sarracín, José Luis González, aseguró que la presencia de vehículos resultó mínima debido a que muchos jóvenes llegaron con familiares que luego se marcharon y regresaron al término del evento. Además, más del 70% optó por los autocares. «Todo ha estado en orden y tranquilo», remarcó. Los asistentes permanecieron la mayor parte del tiempo dentro del recinto hasta que a las 19.45 comenzaron a subirse a los buses de regreso en una salida que respondió al cumplimiento del horario (hasta las 20 horas). Se realizó de forma escalona y controlada por la seguridad privada de la fiesta y por efectivos de la Guardia Civil, que estuvo presente durante todo el día con un amplio dispositivo a reforzar de distintas unidades como las del Servicio Cinológico, con perros adiestrados en la detección de sustancias estupefacientes.

Cientos de jóvenes, esta mañana en la campa festiva de Sarracín.Cientos de jóvenes, esta mañana en la campa festiva de Sarracín. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Cacheos y supervisión. A medida que los jóvenes iban accediendo a la zona, a la que podían entrar con bebidas siempre y cuando el recipiente fuera de plástico y no enlatado, se iban revisando las bolsas, mochilas o neveras que llevaba, además de comprobar con detectores posibles objetos de metal o cualquier otro que pudiera considerarse peligroso en citas de grandes aglomeraciones. Durante la celebración no se produjeron incidentes, según distintas fuentes consultadas, mientras que los sanitarios atendieron a «tres o cuatro personas», explicó la organización, relacionados con una elevada ingesta de alcohol y un esguince.

El momento más complicado se produjo a mediodía por un cambio brusco en las condiciones meteorológicas. La tormenta que se desató no solo trajo lluvia, sino también un fuerte viento que obligó a retirar cualquier objeto que pudiera causar un peligro, como fue el caso de las banderas publicitarias que rodeaban el perímetro. No obstante, los promotores no se plantearon en ningún momento suspender la celebración.

A medida que avanzaba la tarde, el alcohol se iba notando en los presentes, aunque los jóvenes no paraban de moverse al ritmo de la música, sobre todo tecno y trap. Los asistentes valoraban que todo transcurría con tranquilidad y, principalmente, la idea de más fiestas universitarias. «Las echábamos de menos y nos está gustando mucho», decían Eva y sus amigas. Lo mismo opinaban Irene y Estela, apostillando también que «se trata de algo diferente» y reclamando «hacer cosas para que haya más ambiente universitario». 

Repetirá en caso de una próxima edición, aunque valoraron como demasiado temprano el horario de cierre, mientras que Zacarías añadía a lo anterior el «buen ambiente». La fiesta atrajo la curiosidad de los vecinos de Sarracín, que se acercaron al entorno y veían con buenos ojos la iniciativa. «Dicen que ya están pensando en otra el año que viene», aseguraban. Y esa es la idea, según confirmó Nicolás Ahnert, uno de los promotores.