A lo largo de todo el año 2024 se prescribieron un total de 164.287 recetas de antibióticos (alrededor de 450 al día) en toda la provincia de Burgos, una cifra que supera en poco a la de 2023 pero que sigue siendo menor que la del 22 porque, como se sabe, desde hace tiempo Sacyl lleva implementando medidas para reducir el uso de este medicamento. Esto es debido a que la excesiva y no siempre adecuada utilización que se ha hecho de él durante años ha supuesto que hay muchos que ya no son tan efectivos y que las personas expertas en su estudio lleven tiempo alertando de que será un gran problema de salud pública cuando por las resistencias que se han creado en los organismos ante estos tratamientos empiecen a no resolverse problemas médicos hasta ahora.
Del total de las recetas expedidas, el 58,70% fueron destinadas a mujeres y el resto, a varones. Se trata de un porcentaje que se repite no solo a nivel nacional, como refleja el estudio de la consultora sanitaria Iqvia de 2023 sobre la gestión de antibióticos, que lo cifra en el 60%, sino que apenas se mueve de un año a otro. Así, en 2023 fue el 59,08% y en el 2022, el 58,84%. Resulta sorprendente comprobar que por, edades, solo supera la prescripción en varones a la de mujeres de los 0 a los 12 meses, al año de edad, a los 2, a los 4, a los 7, a los 13 y a los 14. En todo el resto de las edades -que alcanza en la provincia hasta los 107 años- siempre hay más antibióticos recetados a las mujeres. Como curiosidad, a los 105, 106 y 107 años se prescribió idéntico número de recetas a mujeres y hombres: 12, 10 y 4 respectivamente.
En el informe de Iqvia se señala que esta diferencia entre sexos varía según el diagnóstico asociado a la prescripción aunque siempre es superior entre las mujeres. «Por ejemplo, en el caso de la neumonía, la proporción es del 48% para hombres y del 52% para mujeres mientras que en la infección del tracto urinario, la diferencia es considerablemente más significativa: 12% para hombres y 88% para mujeres», se señala, lo que tiene que ver con la mayor prevalencia de las infecciones de orina entre las mujeres y el hecho de que se trata con antibióticos.
La mayor prescripción a mujeres ocurre también con otro tipo de medicamentos y tiene que ver con la escasa -aún- incorporación de la perspectiva de género en las consultas a pesar de que el Ministerio de Sanidad viene dando formación en este sentido desde principios de los años 2000. El ginecólogo burgalés Abel Renuncio explica que la morbilidad diferencial «nos dice que hay enfermedades más específicas de mujeres o más prevalentes en ellas, y normalmente menos diagnosticadas, que, en este caso, podrían requerir más tratamiento antibiótico» y, por otro lado, que hay patologías y problemas de salud menos diagnosticados en mujeres y que al no ser adecuadamente diagnosticados se tratan con tratamientos más generales, normalmente antiinflamatorios y antidepresivos.
«Más medicadas». En la Guía de Incorporación de la Perspectiva de Género en la Estrategia de Atención Primaria de Sacyl, de 2020, se indica que «con frecuencia» existe una tendencia a tener más en cuenta las quejas de los hombres y considerar las de las mujeres como psicosomáticas «y medicalizarlas más». El mismo documento indica que se ha observado que desde Atención Primaria y, por ejemplo, ante la misma presentación de un dolor torácico cardiovascular, a las mujeres se las derivaba 2,5 veces menos a un ser vicio de urgencias hospitalarias que a los hombres.
Con respecto al consumo general de antibióticos en la provincia de Burgos, en 2024 se ha incrementado ligeramente con respecto al año anterior, de 162.006 a 164.287 recetas pero sigue siendo inferior a la cifra alcanzada en 2022. Como se sabe, desde el sistema público de salud de Castilla y León se lleva trabajando un tiempo para mejorar el uso de esta medicación con consejos como recordar a la población que no son útiles en infecciones víricas, que hay que tomarlos siempre siguiendo escrupulosamente las indicaciones médicas, no automedicarse jamás y llevar los restos que no se utilicen a los puntos de reciclaje de fármacos.