La Virgen de las Batallas vuelve a casa

I.L.H. / Burgos
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La escultura del siglo XIII ha estado dos años en el Museo del Prado. Tras su estudio y restauración, ayer regresó a la pinacoteca de la calle Miranda. Queda aún pendiente el informe sobre su examen

La restauradora del Museo del Prado, Elena Arias, supervisó ayer su transporte y desembalaje. A su lado, el director del Museo de Burgos, Luis Araus. - Foto: DB

Con escolta policial, transporte en un camión climatizado y anti vuelco y con una restauradora del Museo del Prado supervisando todo el trayecto, viajó ayer desde Madrid la Virgen de las Batallas, una de las piezas medievales más destacadas del Museo de Burgos. La obra ha permanecido algo más de dos años en la pinacoteca madrileña, propietaria de la escultura de San Pedro de Arlanza, para realizarla un pormenorizado estudio con las últimas técnicas de restauración y aprovechar para exponerla en la capital.

«Se está terminando de realizar el informe porque aunque la mayoría de las pruebas se realizaron al principio de su estancia en Madrid, se ha aprovechado también para monitorizarla y estudiar su evolución en este tiempo. Yo espero que esta investigación aporte cosas nuevas. Pero en cuanto a su estado, es una pieza bastante estable que no presentaba graves problemas de estructura o corrosión del metal», detalla el director del Museo de Burgos, Luis Araus.

El carácter excepcional de esta escultura de esmalte del siglo XIII realizada probablemente en los talleres de Limoges (Francia) implica que para su transporte tenga un embalaje específico. Después de su estudio se ha previsto el diseño de una nueva caja de mayor seguridad, aunque la de ahora ya es doble, con aislamiento térmico y amortiguación. «Se creará en cuanto  haya necesidad, es decir, cuando se solicite para alguna exposición temporal», confirma Araus, que siguió ayer atentamente el desembalaje de esta obra que ha viajado dividida en dos partes: el trono por un lado y la virgen con el niño por otro.

«La creación de una caja nueva es por este motivo: hasta ahora viajaban las dos partes unidas y, aunque se ponía una amortiguación, se ha decidido que estén en compartimentos independientes para evitar que las vibraciones produzcan daños».

Dada su calidad artística y de ejecución, las dimensiones (mide 30 centímetros de alto) y el hecho de ser una de las más relevantes de su estilo, es una pieza muy solicitada. De momento no hay ninguna petición, pero no tardará mucho en emprender algún otro viaje temporal.

Cuando eso ocurra pasará como durante su estancia en Madrid, que muchos de los visitantes del Museo de Burgos han preguntado por esta virgen que según la leyenda acompañaba al conde Fernán González en sus batallas. Desde el museo guardaron su ausencia dejando la peana vacía con la cartela que la describe. A partir de hoy vuelve a estar en su sitio, en la vitrina hecha a medida que está ubicada en la planta baja, en la sección de Bellas Artes, junto al Frontal de Silos y otros esmaltes.

El mismo transporte que trajo ayer a la Virgen de las Batallas se lleva hoy las cuatro tablas del maestro de Miraflores que han estado expuestas en Burgos a modo de trueque. «Quizá exista la posibilidad de que regresen a la ciudad -al menos temporalmente- porque el Prado tiene un programa de depósitos muy activo y a nosotros nos interesa dado que vienen de La Cartuja y tienen mucha coherencia con la colección del Museo», detalla su director.