El efecto imparable del agua

A. Castellanos / Cueva
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Las últimas riadas causaron el agrietamiento de la campa de San Bernabé, pero también se han descubierto 100 metros más de galería en Cueva Palomera, la Sala Negra, y el suelo de la Sala Cacique ha descendido de 6 a 8 metros

Las fuertes avenidas de todos los ríos de Las Merindades vividas el pasado invierno mostraron el efecto imparable del agua por todos los rincones y regalaron escenas en las que la naturaleza demostraba una vez más su fuerza incontestable. En las galerías que los ríos Guareña y Trema han excavado bajo la tierra durante millones de años en un macizo que data del Cretácico Superior también se han conocido, aunque mucho más tarde, las consecuencias de las avenidas.
El agrietamiento de la campa de la cueva de San Bernabé, ubicada a unos 60 metros de altura sobre el sumidero, por el que las aguas del Guareña entran en el complejo y horadan su red de galerías, fue el primer signo de que algo había sucedido allí abajo. El interés de la Junta de Castilla y León, gestora del espacio natural de Ojo Guareña, de ver el origen de estas grietas y estudiar una solución técnica adecuada, llevó a investigar este verano en el interior del complejo. Sin duda, «el karst esta vivo», como concluye la jefa de sección de Espacios Naturales, Consuelo Temiño, y la evidencia es que el agua ha arrastrado los sedimentos que antes la llenaban y ha descubierto la Sala Negra, una nueva galería descendente de más de cien metros de longitud ubicada en Cueva Palomera. Además, ha excavado el suelo de la mítica Sala Cacique entre seis y ocho metros, lo que ahora la hace más gigantesca todavía. 
Esta última sala, que forma parte del itinerario turístico de Cueva Palomera, abierta al público en noviembre de 2013, es una de las más bellas del complejo, pero «podría llegar a desaparecer», según explican desde el Servicio Territorial de Medio Ambiente de la Junta de Castilla y León en Burgos, y si el agua sigue afectando en futuras avenidas a su morfología podría decidirse modificar el itinerario de la visita turística actual. De momento, se mantiene el mismo recorrido y lo que es evidente es que el efecto del agua ofrece al visitante la oportunidad de encontrarse ahora con una Sala Cacique muy distinta de la que pudo ver en una visita anterior a las riadas de este invierno.
Espeleólogos del Grupo Edelweiss,  responsable del Servicio de Investigaciones Espeleológicas de Burgos, técnicos de la Junta de Castilla y León y de la Fundación del Patrimonio Natural, geólogos del Centro de Estudios y Experimentación de Obras Públicas (CEDEX) del Ministerio de Fomento o de la Asociación Geocientífica de Burgos y la Universidad del País Vasco, así como autoridades locales entraron a conocer el estado del sumidero del Guareña y de Cueva Palomera este verano. Ellos descubrieron los cambios y ya se trabaja en un diagnóstico de la situación, pero habrá más visitas con nuevos expertos del Instituto Geológico y Minero de España, del Centro Nacional de Investigaciones sobre la Evolución Humana (CENIEH) y de la Confederación Hidrográfica del Ebro, como anuncian desde Medio Ambiente. Mientras, los espeleólogos de Edelweiss han entrado este mes en Cueva Palomera de nuevo para realizar el topografiado de la nueva galería, la Sala Negra, fruto de una «reexcavación de la cueva mucho más grande de lo habitual», como explica su presidente, Miguel Ángel Martín Merino. El gran agujero abierto por el agua se encuentra a solo 60 metros de donde acaba la visita turística.
 
Relacionados. Desde Medio Ambiente manejan la hipótesis que el agrietamiento de la campa de San Bernabé, construida artificialmente sobre roca y relleno de una antigua entrada de la cueva y la modificación de Cueva Palomera, a consecuencia de la gran entrada de agua registrada, «están interrelacionados», aunque les separa una distancia de más de un kilómetro. La explicación que se baraja es que el agua del río Guareña, que este invierno y cada vez durante periodos más largos se embalsa entre el pueblo de Cueva y el sumidero del Guareña, ha buscado nuevas vías de entrada. Parece ser que «el agua no entra solo por el sumidero, sino que se observan evidencias de que está entrando por zonas nuevas, previsiblemente por la ladera que cubre antiguas entradas a Ojo Guareña, las cuales ahora logran llevar el agua hasta la Sala Cacique de Palomera y a la vez afectan a la campa y provocan su agrietamiento».
Desde la Junta de Castilla y León aseguran que «en la campa se va a actuar y se acometerá un proyecto de consolidación a través de un convenio firmado con el CEDEX del Ministerio de Fomento, pero no hay plazos marcados». Tener claro el origen del problema es fundamental antes de actuar en un espacio natural protegido desde 1996, aunque el alcalde de la Merindad de Sotoscueva, José Luis Azcona, urge que se actúe con rapidez para prevenir posibles riesgos en la campa de San Bernabé.