El grupo de investigación formado por la arqueóloga especialista en Antropología Física, Alba Ruiz Cabanzón, el técnico en escalada Guillermo Picazo, y Antonio León Castelao, director del proyecto, y que cuenta con la asesoría científica de Manuel Crespo Díez, ha hallado en las cuevas de los Cintos de Requejo casi un centenar de restos humanos y algunos fragmentos de cerámica. Esto les permite asegurar que este singular entorno en las entrañas de la tierra, en lo más alto del roquedo del desfiladero de los Hocinos, tuvo un «claro uso sepulcral o funerario durante la Prehistoria reciente». Las dataciones, que dependerán de la financiación de una nueva campaña, determinarán la antigüedad exacta de la multitud de restos óseos y dientes localizados, pero todo apunta a que estos individuos se depositaron en esos recónditos lugares aproximadamente entre hace 8.000 y 3.000 años, desde el Neolítico hasta el final de la Edad del Bronce.
Los primeros datos que arroja la prospección arqueológica realizada entre los meses de septiembre y octubre relacionan los restos con un mínimo de seis individuos de diferentes edades en la cueva I y otros dos, un niño y un adulto, en la III. León Castelao sostiene que las particulares características de estas pequeñas cavidades de muy difícil acceso, por las que incluso es preciso reptar, el tipo de inhumación practicada y los restos cerámicos hallados, hechos a mano con pastas gruesas de color negruzco, «apuntan claramente a una de las costumbres funerarias propias de la Prehistoria reciente en esta parte de la Península Ibérica».
El Grupo Espeleológico Niphargus topografió estas cavidades en 1972 y diez años más tarde también el G. E. Edelweiss. Pero para entonces Domingo Arce (DEP)ya había localizado una mandíbula humana y dos restos de cerámicas en las también conocidas como cuevas de Mohamed. Estos indicios fueron los que motivaron a Antonio León para comenzar a investigar este enclave en el marco del proyecto Orígenes, arqueología social y rural, que desarrollará principalmente en la comarca de Merindades, el lugar que ha elegido para vivir. Su objetivo es «investigar los inicios y el desarrollo del poblamiento de la comarca con una perspectiva social que sea capaz de recuperar la memoria y las identidades sociales de los actuales habitantes de su medio rural».
Ha empezado cerca de su casa de Valdivielso, porque las cuevas, aunque pertenecen al término municipal de Villarcayo y, en concreto, a la pedanía de Incinillas, están geográficamente vinculadas con la cercana Valdenoceda. De esta localidad valdivielsana fue alcalde Domingo Arce. Su hijo Ángel, quien también ha presidido la junta vecinal de Valdenoceda, es uno de los principales colaboradores del proyecto arqueológico.
una Pared de 6 metros. DB solo pudo acceder a la cueva IIItras una fuerte ascensión, dado que para alcanzar la I, donde se han localizado el mayor número de restos, es preciso escalar una pared vertical de 6 metros de altura. Esta dificultad da fe de como el ser humano de la Prehistoria protegía a sus muertos de quienes pudieran profanar los cuerpos y sus lugares sagrados. Pero también del esfuerzo que ha realizado el equipo con más de una decena de ascensiones para completar la primera fase de su investigación.
Financiada a partes iguales por el Ayuntamiento de Villarcayo y la Diputación Provincial, este trabajo, que ha costado casi 8.000 euros, tiene vocación de continuidad. El propio alcalde, Adrián Serna, junto a la concejal de Cultura, Estefanía López, subieron a conocer in situ los restos y se sorprendieron con la dificultad para llegar a ellos. Serna no duda en calificar este proyecto de forma «muy positiva, porque era la primera vez que accedíamos a las ayudas para investigar yacimientos arqueológicos de la Diputación y ha sido una gran noticia el hallazgo de tantos restos». Por ello, se muestra partidario de seguir apoyando nuevas campañas de excavación e investigación con la confianza de que «darán frutos».
Ambos también pudieron observar una de las peculiaridades de este yacimiento, un muro de lajas unidas con arcilla situado en el primer tercio de la cueva III y que trataba de aislar y cerrar por completo el paso hacia los restos humanos. Pero alguien quitó una de esas piedras y abrió un pequeño hueco que ha permitido avanzar a los arqueólogos hasta el lugar donde hallaron varios huesos de extremidades concreccionados por el efecto de la cal y el paso del tiempo. Justo a su lado se localizaron los dientes de un adulto y un menor. Los encontró Alba Ruiz, quien se está especializando lo que podría denominarse el trabajo de una forense de la Prehistoria.
El proyecto se completa con un conjunto de actividades de divulgación. Comenzaron con la charla en Villarcayo donde se avanzaron algunos datos de la investigación y continuaron el jueves con el desarrollo de una propuesta educativa en el IESMerindades de Castilla, donde los alumnos se convirtieron en expertos por unas horas gracias al arqueódromo montado por León Castelao y su equipo. El próximo viernes, día 1 de noviembre, está prevista una pequeña ruta guiada por el área de los Hocinos que permitirá conocer el entorno de las cuevas, a la que seguirá una charla divulgativa sobre los resultados del proyecto, previsiblemente en Toba de Valdivielso, aunque aún no se ha concretado el lugar.