La estación de autobuses de la capital ribereña, centro neurálgico del transporte de viajeros por carretera de toda la comarca, languidece por la falta de servicios adecuados y la escasa limpieza de las instalaciones. Estas son las principales quejas de los usuarios que, a falta de vehículo particular, dependen de las líneas de transporte para llegar desde sus localidades de residencia a Aranda o para viajar a otras capitales como Burgos, Valladolid y Madrid, que son las que mayor demanda de viajeros tienen.
Acudir a la estación con mucha antelación a las horas de partida o llegada de los buses es entrar en un erial vacío. A excepción de dos o tres clientes de la cafetería y de algún viajero despistado que no tiene otro lugar donde esperar la salida de su autobús, nadie utiliza la estación. «Las instalaciones las uso muy poco porque normalmente vengo ya justo a la hora del autobús, porque si vienes antes está cerrada la compra de tickets y tienes que comprarlo en el autobús directamente. Muchos lo que hacemos es que nos venimos ya a la hora porque no hacemos mucho uso de las instalaciones», reconoce entre la queja y la resignación Shanel, que suele utilizar la línea entre San Juan del Monte y Aranda «cuando tengo una cita médica o tengo turno de mañana en el trabajo», aunque destaca por experiencia que no es fácil. «Hay muy pocos horarios de autobuses y a veces es muy difícil movilizarse si no tienes coche porque tienes un horario de venida y otro de ida y, si no te organizas en ese tiempo, no hay manera de que te movilices por medio de autobús», lamenta.
Y es que traspasar las puertas de la estación de autobuses es toparse con una ristra de locales comerciales vacíos, de los que sólo aguanta abierta la cafetería. También está cerrada a cal y canto, y desde hace años, la planta superior, donde hay una serie de oficinas que el Ayuntamiento arandino quiere reclamar a la Junta de Castilla y León, titular de las instalaciones. «Llevamos meses esperando una reunión con la Consejería de Transportes y Movilidad para solicitar que nos permitan gestionar esas oficinas, porque hay muchas asociaciones sin ánimo de lucro que podrían darles buen uso», especifica el alcalde de Aranda, Antonio Linaje. A esta petición, también se suman las quejas por el deficiente servicio que prestan las empresas concesionarias de las líneas regionales y el estado de los baños, que Linaje califica de «lamentable e intolerable».
Una opinión que comparten los usuarios. «En cuestión de limpieza, deja mucho que desear, está todo muy sucio», asegura Feli, que utilizar el transporte público para hacer el trayecto entre La Aguilera, donde reside, y Aranda. «Sí que hicieron la reforma interior pero es justo lo que no utilizo, más allá de los baños, que no están muy mejorados», se suma a la reivindicación Celia, mientras hace cola para conseguir un billete a Madrid. Este es el trayecto que hace de manera habitual y su lista de protestas es larga. «El tema de horarios está bastante justito y los autobuses que ponen son antiguos, casi no tienen el estándar mínimo, de hecho los baños o no hay o están estropeados o cerrados. Y en las taquillas, además de que los horarios de apertura no están claros, sólo hay una persona para atender y siempre se montan jaleos», resume en pocas palabras su experiencia como usuaria de la estación de autobuses de Aranda.