Lo que para su propietario es una afición puede convertirse en una tortura para sus vecinos. Los canarios son pájaros que destacan por su gran belleza y su canto, pero este último puede resultar molesto si se produce a cualquier hora del día o de la noche y de manera constante y más si el número de ejemplares llega a los 60. Precisamente, las quejas de los residentes en la calle Duque de Frías, en el barrio del G-3, han permitido sacar a la luz un centro de cría alojado en un local del número 30.
Ahora el Ayuntamiento ha dado diez días a su propietario para que clausure la instalación por carecer de licencia ambiental o se hará de manera subsidiaria y luego se girarán multas. El problema viene de largo cuando en diciembre de 2022 el área de Seguridad Pública constató la presencia de «un gran número» de canarios en este local y verificó que su dueño no tenía autorización alguna para ejercer la actividad. Ya en febrero de 2023 el área de Licencias emitió un informe en el que se instaba a su regularización, algo que el propietario está dispuesto a hacer, una vez que conociera la documentación exigida para ello.
Sin embargo, hace un año, tras presentar la correspondiente documentación, desde el Ayuntamiento de Burgos se informó negativamente debido a que el local está enclavado en una zona urbana consolidada, donde el uso característico es el residencial y no es compatible con la cría de animales. «Se informa desfavorablemente la cría de canarios al no ser compatible con las actividades que el PGOU establece en la norma zonal en la que está situado», se indicó en el informe.
Y es que al exceder el número de pájaros enjaulados de los 30 y ser mayores de tres meses se considera una actividad ganadera y solo se puede ejercer en un suelo rústico (...).
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