El colegio Marceliano Santa María, situado en la barriada Inmaculada, cerró sus puertas en junio de 2022 tras la inauguración de un nuevo centro educativo (Isabel de Basilea) más moderno y funcional situado en las inmediaciones. Desde entonces los edificios que conforman el complejo están vacíos a la espera de que la Junta de Castilla y León decida si van a seguir teniendo un uso educativo o por el contrario opta por su desafectación para que pase a manos del Ayuntamiento.
Mientras los vándalos siguen haciendo de las suyas y ya han accedido al menos hasta en cuatro o cinco ocasiones al interior y han causados desperfectos, la última hace unos días.
En esta ocasión el objetivo ha sido el edificio más pequeño que en su día acogió los estudios de educación infantil. Tras saltar la valla, han accedido al recinto y han roto la chapa de una de las puertas. Una vez en el interior, han causado algunos daños en diferentes dependencias y han vaciado los extintores. Algunos de ellos pueden verse tirados en el patio. También hay una puerta de cristal rota, el portero automático y varios elementos tirados en los laterales como un espejo y elementos de madera. El abandono de las instalaciones ha propiciado que se arroje basura en el recinto.
Cabe recordar que hace unas semanas los vándalos rompieron dos de las puertas del edificio más grande, el que da a la calle Julia García González, y rompieron varios cristales a pesar de que se reforzó la protección tras otra entrada que se produjo en junio. La zona está llena de residuos como latas y bolsas de plástico. La falta de cuidados también ha hecho crecer los árboles, que incluso salen al exterior, así como la maleza.
La primera incursión en el inmueble fue en verano de 2023 cuando entraron en la antigua sala de profesores, donde permanecieron un tiempo para beber y vaciaron algunos extintores. La segunda se produjo en octubre de ese año y los chavales llegaron a entrar en la antigua casa del conserje y sacaron un sofá al patio, que todavía continúa ahí aunque más deteriorado.
También se reforzó la seguridad pero tapiando algunos accesos con placas de metal que parece no ponen freno a quien se propone entrar. Hasta que la Consejería de Educación no desafecte el edificio de este uso sigue perteneciendo a esta administración y debe hacerse cargo de su vigilancia.