El girasol al rescate

ROBERTO E. MAESTRO / Burgos
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El campo vuelve a sonreír con el girasol y la llegada de un otoño cálido y lluvioso. Se rondarán los 900 kilos por hectárea de pipa, aunque resultará irregular y tendrá un bajo precio. Las últimas previsiones de la Aemet benefician a la tierra

José Ignacio Alcalde, Roberto Mínguez y Esteban Martínez muestran algunos girasoles que se cosecharán en solo unos días en Los Balbases. - Foto: Alberto Rodrigo

El girasol devolverá la sonrisa a un campo burgalés que en los últimos tiempos no ha hecho más que sufrir por culpa de la sequía, las granizadas o el coste disparado de los abonos. La campaña tampoco resultará espectacular, ya que se calcula que se recogerán de media unos 900 kilos por hectárea y eso se enmarca dentro de unos valores normales, pero anima después del desastre del cereal. Por otro lado, las últimas previsiones de la Aemet para el otoño hablan de que será cálido y lluvioso, lo que también beneficiará bastante a la tierra.

Este año se ha dejado un mayor espacio para el girasol debido a que se trata de un cultivo que no requiere abono, a diferencia del cereal. Una forma de ahorrar costes que hace que en la provincia haya unas 80.000 hectáreas. Allá por el mes de abril aún existían serias dudas de si se iba a poder sembrar debido a lo seca que estaba la superficie, pero finalmente se apostó por ello y las lluvias de junio permitieron respirar. Eso sí, se convertirá en una campaña «muy irregular» y esas diferencias tan llamativas que se generarán a la hora de la recogida se deben tanto a que unas tierras aguantaron mejor que otras esa situación y también al impacto de las tormentas en cada localidad.

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