La insólita e increíble historia de una discoteca de pueblo

ANGÉLICA GONZÁLEZ
-

Se profesionaliza y acelera el proyecto de Javier Castro y Jorge Bobadilla de contar en un documental lo que significó la sala de fiestas de Melgar de Fernamental 'Las Vegas 2' en el circuito internacional de la música en los años 80 y 90

Los Celtas Cortos, en un concierto en 1991. - Foto: Alberto Rodrigo

Con la expresión en el rostro de quien aún no se cree muy bien todo lo que está pasando, el músico y productor audiovisual Javier Castro recuerda aquella Nochevieja -no está muy seguro de si fue la del 2015 o del 2016- cuando entre su amigo Jorge Bobadilla, periodista especializado en música, y él acordaron que había que contar sí o sí en un documental lo que significó la discoteca de su pueblo, Melgar de Fernamental: "Fue algo así como 'sujétame el cubata' -rememora entre risas- pero lo que sí teníamos claro es que esta historia tan potente de un pueblo de la estepa cerealista sin autovía y sin nada que se convirtió en punto de la escena musical internacional había que recuperarla, y esta idea se reforzó cuando se anunció que en el solar donde se encontraba se iba a levantar un supermercado, no podíamos dejar que se perdiera la memoria de todo lo que fue. Ahora resulta extraño pensar que en el mismo punto en el que se encuentra la charcutería se escucharon algunos de los iconos más importantes de la música de aquellos años".

Porque lo que allí pasó es digno de una película, justo la que se está preparando. En otra noche de fin de año, la de 1982, abrió sus puertas por primera vez la sala Las Vegas 2, que a partir de entonces se convirtió, sin que nadie sepa aún muy bien por qué, en una de las más punteras de todo el país en cuanto a actuaciones en directo. Grupos y solistas de primera línea la tenían como un punto indiscutible de sus giras. El conocido humorista vallisoletano J.J. Vaquero, un asiduo, recuerda, en un momento de la entrevista que ha grabado para el documental, que Las Vegas 2 estaba en el tercer lugar a nivel nacional en el ranking de espacios para conciertos después del Palau San Jordi y la plaza de toros de Las Ventas.

Allí actuaron dos veces Los Ramones -una de ellas, una noche memorable cuyas imágenes se pueden recuperar en la página web de este periódico-, Mötorhead (que en aquella gira solo estuvo en Madrid, Barcelona y Melgar), Texas, Barricada, Extremoduro, Platero y tú, Héroes del Silencio, Rosendo, Los Suaves, Barón Rojo, Obús o Presuntos Implicados pero también Bertín Osborne, Albano y Romina Power, Georgie Dann, Mari Trini, Locomía, Bibi Andersen, Aviador Dro o Juan Pardo, "que fue el primer llenazo", y fue también el escenario de una suelta de vaquillas y albergó una obra de teatro y una piscina y se eligió a Miss España 1990 y se celebraron entregas de premios y bodas, bautizos y comuniones.

Texas actuó en 1994.Texas actuó en 1994. - Foto: Alberto Rodrigo

¿Cómo ocurrió esto? Castro solo puede especular: "De repente entró en el circuito musical nacional pero hay un momento en el que da el salto al internacional, que es cuando esto se convierte en una locura. Y siempre fue un punto para ir de fiesta de tal magnitud que no solo íbamos los de Melgar sino los de Burgos y Palencia y Valladolid, hablamos de que un fin de semana podría haber unas 8.000 personas de fiesta allí. Las Vegas 2 fue más allá de lo puramente musical, fue un hecho extraordinario desde el punto de vista económico y social sin precedentes. Esto no es una historia de Melgar, es una historia universal".

La estructura, desde luego la tenía. Solo el aforo era ya espectacular para un pueblo de 3.000 habitantes que tenía entonces Melgar: 4.500 plazas. Y, como recuerda Castro, el acierto en su construcción y decoración -que corrió a cargo del interiorista bilbaíno ya nonagenario Isidoro García- fue parte de la clave de su éxito: "La familia Vega, que es la dueña del negocio, le contacta y él se presenta con una maqueta de ocumen y con todos los detalles cuidadísimos. Hasta la moqueta tenía el logotipo de la discoteca. Estaba todo muy bien hecho, tenía un escenario extensible, una entrada para camiones por detrás... Ese diseño -que no se ha visto en ningún sitio, yo he estado en La Riviera y es una porquería en comparación-, la infraestructura muy bien creada y que la familia Vega eran unos hosteleros de raza que trabajaron muchísimo y supieron mover contactos pueden ser algunas de las claves. Hemos hecho algún cálculo y, tirando por lo bajo, pasaron por allí hasta 120.000 personas en aquellos años, gente que consumía también en otros establecimientos y que, sobre todo, puso a Melgar en el mapa".

Las Vegas 2 contaba con un sótano donde se ubicaba el restaurante, una planta principal enorme y por encima, en un segundo piso, una especie de anfiteatro desde el que se podían seguir los eventos y conciertos. Había dos barras, una en cada nivel, y en la parte izquierda de la sala principal un anexo que daba a un pequeño pub. Todo bien aderezado de luces de colores y atendido por una plantilla que llegó a tener alrededor de 25 personas. El arquitecto fue el burgalés Pedro del Barrio.

Todo esto, además de lo que generó a su alrededor -más de 20 pubs en el pueblo y una segunda discoteca-, lo están contando en el documental, que ya está bastante avanzado, y que según Castro, alma máter de Cronometrobudú, se les ha ido de las manos, pero en el buen sentido. Y es que un productor se interesó por la historia "y se ha convertido en algo más grande", hasta el punto de que ha montado su propia productora, de nombre 'Yo soy Moussambani' en referencia al nadador ecuatoguineano -ídolo desde siempre de Castro- que se hizo muy popular en los juegos de Sidney 2000 por nadar solo en una piscina (sus rivales habían sido descalificados) y sin apenas técnica hasta el punto de que casi se ahoga y concluir la prueba con el peor tiempo que se recordaba, pero finalizarla al fin y al cabo. Vendría a ser el espíritu en el que se refleja el empeño de Castro y sus amigos en sacar adelante la memoria histórica de Las Vegas 2.

En el documental se cuenta con el testimonio de la familia promotora cuyo patriarca, Paco Vega, que falleció el año pasado, se prestó gustoso a recordar anécdotas de aquellos años, muchas de las cuales van a sorprender. "Nos están ayudando mucho", afirma Javier Castro. Los hijos de Paco Vega, trabajadores de la discoteca, gente de Melgar que disfrutó de aquellos conciertos y artistas que se subieron a su escenario son otras de las personas que están ofreciendo su punto de vista. La película incluirá también una parte de ficción en la que Javier contará con la colaboración de un director español de prestigio cuyo nombre no quiere aún desvelar.

"Fue una apuesta muy arriesgada abrir una discoteca con tantas plazas que no se podría llenar ni con todos los habitantes de Melgar pero se llenaba todos los fines de semana, hubiera concierto o no, y eso dio paso a que se generaran otro tipo de actividades. Todos los 28 de diciembre y algunos otros días, por ejemplo, se sorteaba medio millón de pesetas y un coche, era algo más que una discoteca".

En el proceso de documentación para la película, Castro y Bobadilla -que son el núcleo duro del proyecto junto con Cinzia Giovanettoni y Víctor Saiz Riocerezo- han buscado la complicidad de las redes sociales y la han obtenido de forma abrumadora. En el perfil de Facebook 'Yo estuve en Las Vegas 2' hay más de 1.700 seguidores, muchos de los cuales han enviado material: carteles, entradas, fotografías en los camerinos con algún artista... También se han vendido camisetas y, en breve, se hará público un crowfunding para sostener económicamente el proyecto, que ya está muy avanzado.

Al equipo se han sumado los guionistas profesionales Fernando Martín Llorente -Raphael, el documental; La huella de Félix, Al filo de lo imposible- y Lola Mayo -Concha de Plata en el Festival de San Sebastián por La mujer sin piano- y cuenta con la colaboración del escritor burgalés Jesús Toledano. El objetivo es empezar en otoño a editar no solo todo el material grabado en los últimos meses sino las más de cien cintas de VHS que se conservan gracias a Ventura Rebolleda, fotógrafo que registraba todo lo que ocurría en Melgar y que ahora tiene una calle a su nombre.

LA TRACA FINAL SONÓ A TECHNO. La historia de Las Vegas 2 tiene una coda interesantísima. La familia deja la gestión 14 años después de su apertura, en el 2000, y en el 2003 la alquila a una empresa de Valladolid de nombre Technoflash. Y cuando parecía que aquello no iba a levantar cabeza se vuelve a hacer el milagro y se convierte en un templo mundial de la música techno: "Empiezan a llegar los mejores artistas internacionales. A Carl Cox, estrella indiscutible de house, techno y tech house le traían desde Madrid a Melgar en helicóptero". Pero esto descolocó un poco al pueblo -afirma Castro- porque hasta entonces había otro tipo de actividades además de los grandes conciertos y se participaba: "Pero esta gente del techno abría a las 4 de la mañana, y que a la una del mediodía, cuando los melgarenses iban a por el pan o a misa se encontraran con todos los que salían de allí como en The Walking Dead, fue surrealista. Funcionó muy bien pero fue como el último suspiro antes del declive". El telón se bajó definitivamente en 2013.