La orquídea silvestre es uno de los muchos tesoros naturales ocultos de Burgos. Prosperan tantas especies como paisajes caracterizan la provincia y, lo que es más extraordinario, no dejan de aparecer nuevas en la medida en que los expertos en flora investigan los suelos de este inmenso territorio. El último trabajo, que ha salido a la luz tras 23 años de investigación de campo, ha descubierto y puesto en valor un paraíso natural de estas plantas en el Geoparque de Las Loras, más en concreto, en la Zona de Especial Conservación (ZEC)de Humada-Peña Amaya.
El descubrimiento no ha pillado por sorpresa a los que conocen la materia. Burgos es, de hecho, una de las provincias más ricas en orquídeas salvajes de España y también una de las más estudiadas por este motivo. Investigadores nacionales y también internacionales no han dejado escapar las oportunidades de conocimiento que ofrece un entorno natural muy variado y singular, que nos iguala al Peloponeso griego, otro paraíso de esta planta.
Fruto de todos estos trabajos, se han catalogado hasta la fecha 70 especies diferentes a lo largo y ancho de toda la provincia, desde el Valle de Mena hasta la Ribera del Duero. De tamaño mucho más pequeñas (10-15 centímetros) que sus hermanos tropicales, su floración es tardía, arranca estos días de abril y llega hasta finales de septiembre e incluso octubre en algunos casos. Crecen especialmente en los hábitats calizos que caracterizan Peña Amaya, en los páramos fríos, en los prados y en cualquier rincón, cada cual con su color característico y su forma y tamaño de flores, lo que las hace únicas, diferentes y complejas.
El único elemento en común a todas ellas son sus raíces y esos dos rizonas (bulbos) que se asemejan a los testículos, que se desarrollan de uno en uno y alternado el año. De hecho, la palabra 'orquídea' tiene su origen en el nombre griego orkhis que significa 'testículo'.
Su 'sexualidad' no está solo bajo tierra. Muchas de sus flores semejan insectos preparados para captar a un macho alado ardiente, que lo único que va a conseguir en el intento es impregnarse de polen para colaborar en la prosperidad de estas plantas.
23 años. Dicho esto, su belleza es extraordinaria y aún está por descubrir y, sobre todo, por proteger. Ese fue el objetivo -y sus estrechos vínculos familiares y de amistad con Villadiego- que une desde hace 23 años a David González, Enrique Álvarez, Jorge Peláez, Rafael Sánchez, Nicolás Gallego y Javier García.
Los seis firman Atlas de las Orquídeas Silvestres de la ZECHumada-Peña Amaya un estudio publicado recientemente en la prestigiosa revista científica Flora Montibérica (y disponible en internet) que cataloga 58 especies de orquídeas en un territorio que ocupa 443 kilómetros cuadrados y que ha sido minuciosamente analizado en cuadrículas UTMde un kilómetro cuadrado. En total se han recopilado más de 5.000 citas (especies concretas en cada cuadrícula), trabajo desarrollado durante los fines de semana y tiempo libre de estos aficionados expertos en flora.
«Sabíamos que nuestra tierra tenía mucho potencial y un día decidimos ponerlo en valor. Peña Amaya y su entorno son la confluencia de la zona eurosiberiana con la zona mediterránea, está plagado de montañas y entre la solana y la umbría hay muchas diferencias generando climas mediterráneos y también siberianos», explica David González.
El tesoro de este trabajo, que se trasladará en la próxima edición de un libro divulgativo, es la Orchis papilionacea, una especie muy rara, procedente del sur de la Península y que puede ser un indicio de los efectos del cambio climático y del cambio de las temperaturas.
Protección. El entorno donde se han desarrollado los trabajos está protegido por la Unesco (el Geoparque Mundial de Las Loras), por Europa (el ZEC), pero no hay realmente una protección expresa a ras de tierra, para su flora o sus insectos. Por ello, estos investigadores piden una protección legal para las orquídeas silvestres mediante la figura de microrreservas de flora, contemplada en el Catálogo de Flora Protegida de Castilla y León.
Esto prohibirá su recolección, un pastoreo intensivo de ganado y, lógicamente, cualquier actuación humana que suponga una alteración del entorno natural donde prosperan las orquídeas silvestres.
El estudio también ofrece una oportunidad para visitar con otros ojos la naturaleza del Geoparque de Las Loras. En los próximos días se podrá disfrutar de extraordinarias praderas de orquídeas salvajes en San Martín de Humana, en los altos de Peña Amaya o, muy especialmente, en Villanueva de Puerta, donde existe tal riqueza y variedad de especies (hasta 32) que necesitaría protegerse este espacio como microrreserva de flora.
«Animo a los aficionados a que se arrodillen en estos lugares y observen y, si les gusta, fotografíen y conozcan. Nada más, van a disfrutar».